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La vivienda donde María Navarro lloró cuando Isabel Pantoja le dio la espalda

La que fuera ayudante inseparable de la polémica tonadillera también descubrió en este edificio la personalidad de su jefa cuando le dio de lado en el momento personal más duro de su vida.

María Navarro e Isabel Pantoja eran inseparables.

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Este es la vivienda donde María Navarro lloró cuando Isabel Pantoja le dio la espalda. Este edificio fue la residencia de María Navarro antes de partir a un lugar mucho más tranquilo y donde se intenta que la enfermedad del olvido no golpee demasiado fuerte. Este edificio se encuentra en la calle Alcalá 174 (a pocos metros de la Plaza de Toros de las Ventas). En esta vivienda (en la segunda planta del edificio) vivió los mejores momentos con y también descubrió la personalidad de su jefa cuando le dio la espalda.

María Navarro fue durante años la fiel escudero de la tonadillera sevillana. María e Isabel fueron inseparables en lo personal y en lo laboral. Hasta hubo sociedades que compartieron en momentos de bonanza. Así fue el caso de la sociedad PANTOMAR.

En este bien inmueble Navarro tuvo que soportar como dejó de llamarla. Isabel le dio de lado en el momento personal más duro en la vida de María.

Navarro caminaba por la noche sola y desorientada. En estos momentos atravesaba una situación familiar complicada. Su hija Ana luchaba por su vida. Navarro nunca pudo olvidar (del perdón no se habló porque la otra parte no se lo pidió) que Isabel Pantoja no se interesase por la salud de su hija.

La viuda de España pasó del todo a la nada con su secretaria y socia. La otra hija de María Navarro (la reconocida actriz Lola Dueñas) nunca se ha querido pronunciar acerca de este tema.

Lola fue testigo del dolor de su madre antes de abandonar este bien situado en el barrio de Salamanca. Los vecinos la recuerdan con cariño y también con tristeza al pensar lo que tuvo que vivir en la época en la que fue expulsada del reino Pantoja.

María Navarro siempre dio una imagen a la prensa que no coincide con la imagen que tienen sus cercanos y vecinos de la zona de la calle Alcalá. Es un retrato distinto. Al hablar con algunos vecinos nos encontramos con una versión antagónica a la que tenía la mayor parte de la prensa en el papel de escudo protector de su jefa. O bien es esto o bien estaba abducida por poderes sobrenaturales de un ser superior.