Cantora amanece con un misterioso cartel que pone a temblar a Isabel Pantoja
La finca que dejó en herencia Francisco Rivera Paquirri a su muerte sigue siendo objeto de la batalla familiar entre la tonadillera y su hijo, Kiko Rivera.
Isabel Pantoja sigue, a estas alturas del año, sin haber alcanzado la paz con el hombre al que más ha querido después de Francisco Rivera Paquirri: el hijo de ambos, Kiko Rivera. Y todo, como diría la famosa copla, "por el mardito parné".
A raíz de una serie de documentales en Telecinco, aderezados con entrevistas al DJ, los españoles han podido conocer cómo la herencia del torero se convirtió ya el año pasado en un casus belli entre madre e hijo, sin que haya propósito por ambas partes por enterrar el hacha de guerra. Y entre todas las joyas de la corona se encuentra, sin duda alguna, la finca Cantora, cuya propiedad está repartida entre Kiko y su madre.
Por el momento, Cantora ni se vende ni se embarga. ¿Pero se alquila? Al menos así lo indica el cartel que luce en su archiconocida fachada, lugar de peregrinación donde muchos fans y curiosos inmortalizan su visita.
Parece ser que, a falta de un acuerdo firme entre los dos propietarios, han sido los seguidores de los avatares de la familia Pantoja quiénes se han tomado la libertad de decidir el destino de la finca. Ni cortos ni perezosos han colgado en su fachada un llamativo cartel naranja en el que se indica que la propiedad se alquila para eventos, concretamente, bodas, bautizos y comuniones.
Si esta original iniciativa toma forma, la popular finca de Medina Sidonia podría seguir la estela de Ambiciones, propiedad de Jesulín de Ubrique, y que será explotada para tales fines, tal y como se publicó a finales del año pasado. Con el tiempo descubriremos si este cartel ilumina a Isabel y a Kiko y deciden salvar Cantora de la deuda que pesa sobre ella por esta vía.