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El triunfo de Olga Moreno en ‘Supervivientes’ y los abrazos (no) rotos

Los hijos de Rocío Carrasco exhibieron una complicidad y unos sentimientos con la mujer de Antonio David que siguen dando que hablar, mientras crece el clamor de la violencia vicaria.

El abrazo entre David Flores y Olga Moreno que tanto está dando que hablar

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La última gala de ‘Supervivientes’ donde alzaba a Olga Moreno como ganadora de su última edición dejó momentos que han quedado grabados en la retina de muchos. Quizás más grabados por el contexto en el que se han producido y por lo acaecido en los últimos meses tras la aparición de Rocío Carrasco para contar su verdad. Y seguir viva.

El protagonista de la noche. No fue un abrazo. Fueron dos. Dos abrazos. Estos protagonistas no dieron lugar a dudad de quien es Olga Moreno para los dos hijos de su marido que nacen de la relación con la hija de ‘La más grande’. La primera en aparecer fue Rocío Flores. Muy emocionada se dirige a la mujer de su padre como una verdadera madre – que no es no lo mismo que madre verdadera-. La hija mayor de ex guardia civil no escatimó ni palabra, ni cariños, ni besos.

Quizás el momento donde la emoción llegó a su punto más alto tiene lugar cuando empieza a aparecer los títulos de crédito y dar por zanjada la edición, entra en escena el David Flores para encontrarse con quien en los últimos años ha sido su madre. Esta imagen vale más que mil palabras. Y una palabra puede remitir a mil imágenes. Así sucedió. Un verdadero testimonio. Y mucho más que aquellos testimonios que aseguran que pueden ser niños adoctrinados. Esto también podría ser un testimonio. Aquí tan sólo analizamos la imagen. David Flores es claro en su palabras. “Eres la mejor, Olga Moreno”.

La cara de Olga Moreno está desencajada. La imagen destila amor. A primera vista. Y a segunda. La interpretación de la imagen poca margen da a otras dudas. Las habrá. El derecho a ver el prisma según interese también puede ser infinito

La cara de Olga Moreno está desencajada. La imagen destila amor. A primera vista. Y a segunda. La interpretación de la imagen poca margen da a otras dudas. Las habrá. El derecho a ver el prisma según interese también puede ser infinito.

Cabe la posibilidad -y no sería la primera vez- que la inigualable ministra de Igualdad, doña Irene Montero (Unidas Podemos), vuelva a hablar esta semana de violencia vicaria e incluso puede que también llegue a afirmarlo sin ver las imágenes de los abrazos no rotos de Olga y David Flores hacía la mujer de su padre.

La valentía en la verbalización de conceptos a veces es inversamente proporcional a la preparación. A veces, no siempre. Juzguen ustedes. La violencia vicaria existe. De más queda decirlo. Es una institución de la Psicología Social desde que la psicología es ciencia reconocida allá por la década de los 60. Otra cosa distinta es utilizarla para todo aquello que nos pueda parecer aún sin conocer la realidad de los hechos.