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Gustavo González deja entrever la "mala vida" que Ortega Cano dio a Rocío Jurado

El diestro trata de parar la aparición de una especie de diario de 'La más grande' donde quedarían en evidencia las tensiones entre la pareja. Pero el paparazzi lo ha destapado en parte.

Ortega Cano y Rocío Jurado, el día de su boda

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Se querían y se respetaban, pero a su manera. El matrimonio entre Rocío Jurado y José Ortega Cano se fue agrietando con tensiones y diferencias que la cantante fue anotando, al parecer, en una especie de diario personal. Y el torero está usando todos los medios a su alcance para que vea la luz. Trata de que su historia con 'La más grande' siga idealizada, la de la cantante y el torero enamorados de pies a cabeza, y la del viudo doliente cuando el amor de su vida murió. Pero hubo muchas más espinas de los que se cree. Y el paparazzi Gustavo González las ha destapado en parte.

En su columna en La Razón, el periodista ha vuelto a recordar, aunque con nuevos detalles, las informaciones que apuntaban a que el matrimonio estuvo a punto de romperse. "Las discusiones eran fuertes y cada vez más frecuentes hasta que a Jurado le diagnosticaron su enfermedad. El torero apartó las diferencias y permaneció al lado de la artista hasta el día de su muerte", escribe González.

El paparazzi se apoya, sobre todo, en el testimonio de José María Franco, el chófer que trabajó en la casa de Rocío Jurado, y que ha ha relatado algunos de los enfrentamientos vividos en la pareja. "Las discusiones eran fortísimas. Los gritos se oían en toda la casa. Rocío Jurado lloraba desconsoladamente y la familia Mohedano era testigo y eran conscientes de esas situaciones", apunta Franco, que asegura que Ortega Cano desaparecía durante días tras estas peleas, lo que desesperaba aún más a la chipionera.

Narra éste al detalle algunos lances concretos, como aquel en el que la cantante acudió al restaurante a las afueras de Madrid donde el torero jugaba a las cartas con algunos amigos toreros: "Rocío gritaba desde fuera "¡sal de una vez, sé que estás ahí!".

"¿Ni aquí me vas a respetar"?

A juicio de González, si no se hubiera cruzado la enfermedad en el camino de la cantante, la relación se hubiera roto irremediablemente. Pero en esas circunstancias, la pareja aparcó sus diferencias y se mostró más unida. Aunque la situación seguía distando de ser la ideal. El periodista evoca, así, la frase lapidaria que la artista le dedicó a su marido en Houston, cuando recibía tratamiento médico: "¿Ni aquí me vas a respetar?".

Ortega Cano se ha limitado a reconocer que el alcohol era el motivo del conflicto con su esposa, explica González, que justifica que toda la familia, incluida Rocío Carrasco, haya silenciado esta "mala vida" que era evidente a ojos de todos los que les rodeaba por puros intereses materiales.

Pasado el tiempo y materializada la herencia, parece que la hija de la artista ha decidido plantar batalla por el legado y la memoria de su madre. Y para ello empleará el supuesto diario al que tanto teme el torero, en opinión de Gustavo González.