Concha Márquez Piquer se llevó con ella el deseo que nunca pudo cumplir en vida
La muerte de la cantante tras una infección pulmonar deja a su familia destrozada y al mundo de la canción española huérfano. La hija de Concha Piquer se fue con una espinita clavada.
Este lunes dejó el mundo de la copla un poco más huérfano y conmocionado. A sus 75 años, llevaba ingresada 35 días a consecuencia de una infección pulmonar. Sin embargo, según el colaborador de ESchismógrafo Kike Calleja puesto que no sufría ninguna otra enfermedad esta infección pilló por sorpresa a todos.
Además, aunque el sábado experimentó una leve mejoría, recibió visitas, pero finalmente no pudo superar la infección. Su marido, Ramiro Oliveros, se muestra consternado y no este lunes no pudo hablar por el momento.
Este martes todo eran muestras de condolencia y emotivos homenajes a modo de despedida.
El mayor problema de Concha Márquez Piquer fue el peso de la historia que llevaba encima
Desde La Razón, Jesús Amilibia, que conoció a su madre y la conoció a ella reflexiona que quizá su mayor problema fue siempre "el peso de toda la historia que llevaba encima: hija de una de las más grandes cantantes que ha dado este país y esposa durante veinte años de Curro Romero, el mito de la media verónica, el Faraón de Camas, el que hacía llorar a los puristas en la Maestranza".
El periodista matiza además que aunque "tenía una gran voz, una de las mejores que yo he escuchado en este país" también era una voz con "difícil ubicación en las discográficas y en el show, porque con la decadencia de la copla, ¿cuál era su sitio?".
Ya lo dijo su madre, Concha Piquer: "Ha estudiado en Londres y en Suiza, habla tres idiomas, demasiado preparada para ser artista". Amilibia lo tiene claro: "Podría haber sido la Barbra Streisand española si aquí hubiera sido posible la transición de Suspiros de España a Memory".
Será por eso que concluye asegurando que Concha Márquez Piquer abandonó este mundo con una espinita clavada: "Le pesaba siempre la falta de reconocimiento: creía que su arte merecía mucho más. Y tenía razón".