Del dicho al hecho: Lola Herrera no predica con el ejemplo de sus duras palabras
La actriz que triunfa sobre el escenario con "Cinco horas con Mario" arremetió en su entrevista en el Deluxe contra los que defienden una ideología que no es la suya pero se olvidó de algo.
triunfa en el teatro. No hoy. Desde hace años. Carmen Sotillo, el personaje de la novela de Miguel Delibes que le dio notoriedad hace años y de nuevo ahora. Cinco horas con Mario se interpreta en el Teatro Círculo de Bellas Artes con todo el éxito de crítica y público. El público se levanta y repite. Es la mejor crítica que puede recibir un actor. Algo que ya sucedió hace unos años con Natalia Millán cuando interpretó a Carmen Sotillo. El público también la acogió y mucho.
Lola Herrera se sentaba este pasado sábado en el programa Sálvame Deluxe. Su entrevista tiene todo el interés. Entrevista de verdad. Personaje de verdad. De los de siempre. De los de ahora. Todos los ingredientes para hacer un repaso a nuestra sociedad.
Podría parecer pero no fue. Fue en búsqueda de titulares sin hacer daño a los suyos o lo suyo o sus políticos. O quizás su ideología. O quizás también tener más arraigo entre el público. Parece que no lo ha tenido. Lola Herrera no habla del gobierno gobernante. Habló de la oposición al gobierno y desde la superioridad intelectual de la izquierda. Presunta claro. Lo de la superioridad. Lo de intelectualidad. Y lo de la izquierda. Todo es presunto.
Lola Herrera desde ese prisma que caracteriza a la izquierda "caviar", menosprecia a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Desconocemos si por ser de derechas o ser mujer. Eso lo tendrá que contestar ella. Habla claramente de extrema derecha. No sabemos a quien se refiere. Es evidente. Para ella, ellos y elles (no existe éste último, de momento), podrían ser extrema derecha todos los que no piensen y voten como la actriz. Desconocemos si es así, pero huele a esto. Y el olor llega . Y no es franquismo. Ni tardofranquismo. Aunque su personaje esté anclado en esa época. Podría ser otro totalitarismo.
Lola Herrera, lejos de lo que se dice, de lo que se practica
Lola Herrera habla desde un pedestal. Un pensamiento como venido del más allá. Entregado por los mimos dioses y en las mismas manos. Y elegidos muy pocos, entre ellos Lola Herrera. Lo parece. Quizás no sea eso. Coincide con doña Lola Herrera que pasea por General Martínez Campos y almuerza en el restaurante Cantalejo. Lejos de lo que se dice. De lo que se practica. Muy lejos.
Lola Herrera sigue siendo grande pero sus argumentos son de otro tiempo. Arremete contra las mujeres en su voto. Eterno debate. Clara Campoamor o Victoria Kemp. Otro momento. Otras circunstancias. Y no tanta superioridad. Ni clasismo.
El tono de Lola Herrera habla con distancia de Díaz Ayuso, presidenta de Madrid, donde reside y paga y trabaja y vive. Quizás no sería la misma si hubiese estado gobernada su ciudad por otros "en" "durante" y "después" de la pandemia del Covid 19.
Quizás sería más feliz pero Carmen Sotillo se hubiese subido al escenario más tarde. Ante la duda, que se lo pregunte a quien produce Cinco horas con Mario al director y empresario Jesús Cimarro. Una cosa es decir, otra predicar y otra ejecutar. Diferentes verbos de diferente conjugación. Queda muy bien decir que se es de izquierdas, viviendo, haciendo y disfrutando de lo que "ella" llama ser de derechas o extrema derecha.