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Kiko Rivera narra el desgarrador encuentro con su madre y su plan para Cantora

Un año después de la misión de 'La herencia envenenada', el Dj acudió al 'Deluxe' para relatar cómo está la relación con su madre tras verse con ella después de la muerte de su abuela.

KIko Rivera en el plató de 'Sábado Deluxe'

Publicado por
Redacción

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'Cantora. La herencia envenenada' desencadenó una verdadera guerra dentro del clan Pantoja que ha hecho correr ríos de tinta y generar decenas de horas de televisión. Un año después de la emisión de aquel impactante programa, su protagonista, Kiko Rivera, regresó a 'Sábado Deluxe' para contar cómo está su relación con su madre, Isabel Pantoja, con la que tuvo un encuentro desgarrador en el funeral de su abuela, y qué perspectivas tiene para Cantora.

El Dj contó que, tan solo un día después de la muerte de doña Ana, fue a la finca familiar para reencontrarse con su madre tras un año y medio sin verse. Kiko acudía a la finca en la que creció con miedo por lo que se podía encontrar, un miedo motivado por las palabras desalentadoras de su prima Anabel: "Mi prima me dijo que había hablado con mi madre y que le había dicho que no quería que fuese, que por allí no me querían ni ver".

Tras estas palabras, y por el consejo de Raquel Bollo, Kiko decidió enfrentarse a sus miedos y probar suerte acudiendo al encuentro con su madre: "Cuando llegué a Cantora acompañado de mi primo Manuel Cortés bajó una persona que trabaja para mi madre a abrirme la puerta de la finca (...) Cuando empiezo a llegar a la casa veo de lejos a una persona en el patio, me acercaba nervioso con el corazón saliéndoseme por el pecho y me doy cuenta de que es mi madre (...) Nada más vernos nos abrazamos y nos tiramos quince minutos abrazados, sin hablar, no había nada que decir, lo único que ella hizo fue, mirando al cielo, darle gracias a mi abuela diciendo 'Gracias mamá, has tenido que morir para que mi hijo venga a verme' (...) En ese momento volvió a ser mi madre, durante esos quince minutos era mi madre, la que yo necesitaba y habría matado para que esos quince minutos hubieran durado una eternidad".

Con estas palabras, el DJ dejó claro que su madre no ha continuado con esa actitud cercana que él tanto deseaba y necesitaba, y que el acercamiento con su madre se limitó a los quince minutos durante los que estuvieron abrazados: "Después del abrazo mi madre me empezó a hablar de nuestros problemas, quería que le contara lo que había hecho durante este último tiempo en la televisión".

A partir de ahí retomaron el contacto, comprometiéndose a sentarse a hablar tranquilamente de todo lo sucedido y aclarar las cosas. Sin embargo, pese a que en los primeros días tras el deceso de la nonagenaria se comunicaban a diario, la buena relación se torció cuando el DJ se dispuso a hablar sobre el fondo del asunto.

Videollamada con sus nietas y vuelta al distanciamiento

“Tras el encuentro, hice una videollamada con mis hijas y se volvió loca, y las niñas también. A los días le llamé y le dije que me quería sentar con ella y que explicara cosas, pero no en Cantora ni en mi casa, en otro sitio. Se puso a la defensiva y a partir de ahí dejó de ser mi madre y salió de nuevo Isabel Pantoja. Me dijo: '¿Preguntarme tú? La que tiene que preguntarte soy yo'. Le dije todo lo que pensaba y que ya no la iba a llamar más", explicó.

Sobre las explicaciones que le pidió a su progenitora, Rivera quiso dejar claro que no tenían nada que ver con el tema económico, algo que ha decidido perdonar a su madre para poder pasar página. “Tendría muchas cosas que decirte y dejaré a un lado lo de la herencia de mi padre. Le pregunté, entre otras cosas, que por qué quitó mi nombre de las flores en el aniversario de mi padre o lo del coche que me quitó, le dije que si me lo podía explicar, que se sentara a mi lado y me lo explicara. Ella no me volvió a contestar y yo tampoco la he vuelto a llamar”, señaló.

Por este motivo, viendo que la tonadillera no está dispuesta a pedir perdón y afrontar sus errores, Kiko Rivera ha decidido esperar a que ella quiera dar el paso: "Creo que tengo que acostumbrarme a su prepotencia y acostumbrarme a cómo es. Mi madre no me ha pedido perdón... Yo me he sentido mejor pidiendo perdón a mi madre, si ella no me quiere pedir perdón es su problema (…) Solo espero que ella un día me llame y me diga voy a explicarte la cosas. Yo no la voy a llamar más, ya he vuelto a dar mi brazo a torcer. Yo ya sé la verdad, quiero saber el porqué".