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Paz Padilla, la nueva gurú del negacionismo (y víctima de sus enemigos)

La presentadora de "Sálvame" está en boca de todos tras los comentarios que ha hecho recientemente sobre la vacuna contra el coronavirus y la nueva variante ómicron.

Paz Padilla

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La cómica gaditana siempre dice lo que piensa. Para bien y para mal. Paz Padilla no es la analfabeta que quieren dibujar algunos, algunas y "algunes". Más de esto último por la línea gobernante. Paz Padilla es ella. No tiene amo. Ni perro que le ladre.

Tras su intervención en una red social con Anne Igartiburu y María del Monte donde aseguraba que las vacunas no sirven para nada, nació el demonio. Es "demonia". Paz Padilla. Esta vacuna. No otras. Lo lobos han salido a medianoche. Para intentar arrastrarla. "Analfabeta" o "ilustrada" son algunos de los adjetivos que ha recibido la comunicadora.

Paz Padilla, en boca de todos

Paz Padilla en el ojo del huracán. Una frase nueva. Padilla lo tiene claro. Dice en cada momento lo que piensa. Ahora los que intentan arrancar sus vísceras y "riñones" desde las redes sociales y plataformas mediáticas son los mismos que hace dos años aplaudían a la presentadora cuando se encerró en su casa porque el coronavirus era muy peligroso. Poco tiempo ha acaecido para pasar de víctima a verdugo. Así son los opinadores comunicativas que han decidido crucificar a Paz Padilla. Los nuevos cobardes, y no son de Miguel Hernández. Los cobardes es un poema.

Poema es el comentario de algunos comentaristas que quizás desconvocan quién es Paz. Qué tentáculos tiene en las altas esferas y que está por encima de cualquiera repartidora de carnet de feministas. La nueva profesión de la televisión. O eres repartidor de feminismo junto a la ministra de Igualdad, doña Irene Montero, o no eres nadie. O lo piensan. Es un nuevo oficio desde los contadores de historias de las televisiones afines al gobierno. Tiene su precio. Y su recompensa. Económica. Paz Padilla está por encima del pensamiento único. Mujer de palabra débil y muchos ovarios. Lejos de la alineación que quieren marcar desde otras esferas. Incluso la suya. La esfera. Está por encima del bien y del mal.

Paz Padilla es víctima de los suyos. Interesa destruirla. Cáspita. Desconocedores de que los tentáculos de Paz Padilla llegan muy lejos. Es de mar y podría ser un pulpo. Mientras otros gritan "analfabeta", "poco formada", "cómica" o "artista", Paz Padilla mira a su mar de Cádiz y se sigue riendo. Los poderes políticos y los acólitos con poca formación han decidido seguir la estela. Es lo que tienen los voceros, los atrevidos y los pocos ilustrados. La vida. En homenaje a la última función de Paz Padilla que barre en los teatros de España, El humor de mi vida.

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