Así se hicieron y vendieron las fotos de Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia
En un principio se insinuó que fue el propio marido de la Infanta Cristina el que filtró la información pero nada más lejos de realidad. Los detalles y los miles de euros van por otro lado.
Se ha convertido en el tema del momento. Las imágenes de dando un paseo por la playa en actitud cariñosa con una compañera de trabajo llamada Ainhoa Armentia han causado un revuelo sin precedentes en nuestro país y, a la espera de que la Infanta Cristina rompa su silencio y se pronuncie sobre esta dolorosa "traición", poco a poco vamos conociendo más detalles de la relación entre el ex jugador de balonmano y su amiga "especial" y sobre cómo se consiguieron las fotografías.
A pesar de que se ha especulado con que el propio Urdangarin habría facilitado la realización de las imágenes para hacer pública su separación de la madre de sus cuatro hijos (con quien atravesaría una grave crisis desde hace un tiempo) y forzar un divorcio que ella se negaría a concederle por "mantener las apariencias", nada hay de cierto en estos rumores.
Este viernes El programa de Ana Rosa desveló quién hizo las fotografías, cómo las hizo y cómo las vendió y, aunque parezca mentira, todo fue fruto de una casualidad y de estar en el lugar adecuado en el momento oportuno.
Y es que la persona que captó a no es un fotógrafo profesional ni el reportaje fue fruto de un seguimiento al marido de la Infanta Cristina, sino que se trata de un francés aficionado a la fotografía que justo el 11 de enero se desplazó a Bidart para disfrutar de su hobby.
Un ciudadano francés aficionado a la fotografía captó a Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia
En ello estaba cuando se encontró a la pareja de frente y, en un principio, no fue consciente de la importancia de la situación, puesto que pensó que el exduque se encontraba con un miembro de su familia. Empezó a hacer fotos discretamente de la pareja en actitud cómplice y cercana frente al mar cuando Urdangarin y su amiga se percataron de que les estaban fotografiando.
Lejos de encararse, enfadarse o huir, su reacción no fue abrupta; la pareja siguió caminando por la playa de forma natural, aunque manteniendo las distancias y sin hacerse arrumacos. Y ahí fue cuando el autor del reportaje fue consciente de que no se trataba de un familiar del marido de la Infanta Cristina.
¿Pasó algo más entre Iñaki y Ainhoa que la complicidad que hemos visto en la revista Lecturas y se habría retirado alguna imagen? La respuesta es no. El fotógrafo no sabe lo que hicieron antes de que él llegase al lugar, pero lo que él presenció es lo que fotografió.
Esta persona, que habla perfectamente español a pesar de ser francés, se da cuenta de la importancia de su reportaje y pone rumbo a Madrid para intentar venderlo cuanto antes. Primero entra en contacto con un importante grupo editorial de nuestro país y les pide 50.000 euros. Una cantidad muy elevada que este medio rechaza, por lo que el fotógrafo empieza un breve periplo que acaba en la revista Lecturas, que no se lo piensa y se hace con las imágenes por un precio bastante inferior al que pedía su autor en un principio.
Además, el autor sabría el valor de la noticia de que Urdangarin tenía una amiga especial (más que las fotografías en sí) y pidió a los medios de comunicación que vieron el reportaje que firmasen un documento de confidencialidad, por lo que la exclusiva no se filtró hasta que Lecturas salió a la calle el miércoles por la mañana, creando verdera conmoción en todo el país.