La sustituta de Paz Padilla en el Sálvame de Telecinco es "otro mundo"

A rey muerto, rey puesto. Así es el refranero popular español. Y coincide. Paz Padilla ya tiene relevo. En la parrilla. En forma de ser y entender el espectáculo es difícil. Quizás imposible. La periodista vasca Adela González toma el timón del programa Sálvame este mismo lunes. La cómica de Cádiz tomaba una decisión el pasado 20 de enero. No iba a soportar la coacción como medida de espectáculo. Así fue. No lo contamos. Lo vimos. Se levantó y se fue.

Dos semanas después, hay nuevo fichaje para el programa, Adela González. Dos estilos diferentes. Dos formas de entender el entretenimiento de manera distante. Aquí la información vale poco. La salida de Paz Padilla deja huérfano al formato más visto en los últimos 12 años.

Las grandes tardes de Sálvame las dio Padilla con su humor, su poca vergüenza y su sentido del humor. Todo cambió cuando de la noche a la mañana, todos nos hicimos médicos y virólogos. Y dimos lecciones de moralidad, desobediencia y solidaridad médica. Paz tiene humor y también ovarios.

Adela Gónzalez es la sustituta. Ocupa el hueco. Nada más. Ser sustituta de la de Zahara de los Atunes es complicado. González tiene una larga y extensa carrera en la información. Sus últimos destinos profesionales han sido en Telemadrid, primero en La Redacción de la productora La Fábrica de la Tele y después en Madrid Directo. Este segundo fue un visto y no visto. Su perfil vasco tuvo poco calado en el público madrileño.

Adela González y Paz Padilla, dos perfiles de televisión contrapuestos

Adela González la información la maneja bien. Se hace con ella. El entretenimiento es otra cosa y otro talante. Hacer llorar es más fácil que hacer reír. Dicen los entendidos en teatro y en el espectáculo. Paz Padilla llegó a Sálvame para aminorar lo importante. Con su gracia. Con su nimiedad de lo grande. Allí llegó e hizo reír. Y no le hicieron llorar.

Adela González tiene un largo camino. Quien la conoce asegura que no intentará ocupar el lugar de Padilla. Esa guerra la tiene perdida. Mucho perfil informativo para un programa entretenido. Ahora, el espectador intentará buscar en las tardes de Telecinco a en sus tardes de gloria cuando saca lo mejor de su comicidad. Y se ríe de los demás empezando por uno mismo. En eso consiste el espectáculo. No todas las tardes son iguales. Jorge Javier lo puede hacer. El programa se queda vacío de comicidad y verdad. A los demás les quedará como sostén agarrar la bandera del feminismo mal entendido.