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El último limpiabotas de Madrid

Descubrimos la historia de un hombre humilde, trabajador y con un oficio que permite captar la esencia de la ciudad

Baldomero durante el reportaje

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Tiene un nombre muy castizo, al tiempo que muy gitano. Gitano de nacimiento y de la saga familiar de los Bertores. Baldomero Navarro Fernández está a punto de cumplir 80 años y toda su vida ha sido lo que la vida le deparó sin buscarlo y ese deparo le llevó a su pasión, ser limpiabotas. Es el decano de los limpiabotas en España. Y de los últimos que existen en este país. Subsisten 4 o 5 limpiabotas.

Este hombre ha sido testigo de lo que sucede en las grandes y señoriales calles de la capital. En estas vías ha desarrollado su oficio. Baldomero nace en Badajoz, en la calle “El Burro”, una vía donde se mezclaban las mujeres de otro oficio, la prostitución. De Badajoz se trasladan sus padres a Huelva y es en este rincón andaluz donde comienza a vender lotería y limpiar botas y zapatos para ayudar a sus padres con la economía familiar. Sus padres eran feriantes de ganado.

Baldomero es de esos personajes queridos en la capital. Rodeado y cuidado por los clientes que no son más que señores de otra época con mucha distinción y poco grito. De estos quedan pocos. Ahora se estila lo otro. ESdiario se ha encontrado con Baldomero en uno de los sitios de su vida “de partida”. Aquí hemos conocido que la vida de “El Último Mohicano” no ha sido fácil. Más lágrimas que sonrisas en tiempos de hambruna y de pérdidas. Baldomero no era hijo único. Tiene una hermana discapacitada que fallece a los 50 años.

En Huelva hay poco porvenir y decide aterrizar por tierra -no había más medios- en Madrid con su mujer María, con la que lleva 60 años. Se conocen con 20. Esos amores y uniones de las que ya no se conocen. Al llegar a la capital, ya era un profesional de la limpieza del calzado que había aprendido en sus años de Punta Umbría (Huelva) siendo un niño. Su primer destino en la capital fue el bar “El Brillante” de Atocha. El típico lugar de calamares de Madrid.

Su segunda parada en el callejero de la ciudad del Oso y el Madroño es en la calle Diego de León donde actualmente se sitúa el conocido y transitado restaurante “De partida” y que tiempo atrás fue propiedad del letrado Javier Saavedra quien sigue siendo cliente y da brillo a sus zapatos. Fue su siguiente destino en el Paseo Del Prado donde puede conocer a Nadiuska. La actriz le daba a Baldomero 1.000 pesetas por cogerle un taxi. Una entrañable amistad.

No fue la única famosa que cayó rendida a sus pies. Baldomero es el típico piyayo que se hace querer por los rincones de nuestro país. Los hermanos Frayle fueron amigos de Baldomero. Alfredo fraile fue representante de Julio Iglesias- mantuvieron una estrecha relación con Baldomero. Allí en “Victory” en la calle Maldonado tenían los Frayle una gran propiedad y así se conocieron y se convierten en clientes y amigos. A través de esta amistad le llevó a simpatizar con Francis Franco y la infanta Margarita. Y la hija de Doña Pilar, Simoneta Gómez Acebo.

Aquel mítico edificio de los Frayle desapareció y hoy son apartamentos de lujo a disposición de quienes puede pagar 4 millones de euros. Actualmente sigue todas las mañanas con aquel trabajo que comenzó siendo un niño. En otro lugar, en Badajoz. Ahora se ubica todas las mañanas en la calle Maldonado en la puerta del restaurante “El Almírez”.

Baldomero es querido entre sus vecinos y clientes. Y su familia. No está solo. Tuvo siete hijos. En pasado porque dos ya no están en este mundo. Dos fallecidos a causa de un infarto y otro de un tumor cerebral. Es más que familia numerosa. Tiene 18 nietos y 15 bisnietos. Hay vidas que superan a la ficción con creces. La de Baldomero es una. Nunca pierde la sonrisa y la educación. Y señor de otro tiempo con mucha actualidad y vida.