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Rocío Carrasco y Paco Lobatón: Quién sabe dónde

Del huracán mediático y su verdad para seguir viva, donde copó horas y horas de tele y papel couché desmontando el Estado de Derecho, a desaparecer de la parrilla. Del todo a la nada.

Rocío Carrasco, en un segundo y discreto plano.

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Desaparecida. Así comienza el periodista Paco Lobatón su tan recordado programa en TVE Quién sabe dónde. Años buscando a desaparecidos en horario de prime time. Es lo mismo que le ha pasado a Rocío Carrasco. Está desparecida. Desde el huracán mediático Rocío Carrasco y su verdad para seguir viva, donde protagonizó horas y horas de televisión y papel couché contando y desmontando el Estado de Derecho a desaparecer por completo de la parrilla televisiva. De todo a la nada. De los tres pelos a llevar peluca hay un gran trecho.

Rocío Carrasco, la historia de la Psicología y el Derecho

Quizás no esté tan sola y siga siendo apoyada por el aparato instrumental político y mediático que envolvió con el mejor precinto de regalo la historia de amor hacía sí misma y su allegado y desamor hacía lo demás. La violencia de género no se pudo juzgar en los tribunales por inexistencia de nexo causal entre el hecho y el producto (lo que dice que pasó y lo que le sucede en la actualidad). Lo visto fue un espectáculo por parte de Carrasco y compañía.

Lejos de la violencia vicaria que parece que lo descubrieron Rocío y sus camaradas, la violencia vicaria es tan antigua como la vida en pareja cuando hay descendencia. Curiosamente, esta violencia mayormente ejercida por mujeres en su lucha de pensiones y manutenciones hacia los hombres. Ahí está la historia de la psicología y el derecho. Y de los despachos de abogados. Hombres hay. Y muchos. Proporción menos.

La violencia vicaria se estudia en primero de Psicología. Al menos en las Universidades Públicas donde no existe la especialidad de Violencia de Género en Psicología. Otra invención de una atrevida psicóloga. De toda aquella vorágine informativa de un año con el color fucsia de escenario poco queda de la hija de La más grande. Este fin de semana la hemos visto después de su retirada o invitación a irse con su historia a otra parte. Así ha hecho.

Ha sido en el Teatro Real con motivo del homenaje al gran maestro Manuel Alejandro. El compositor por excelencia de canciones de amor de nuestra música. Gran parte del repertorio de las canciones de Rocío Jurado fueron compuestas por este hombre. Un hombre. Canciones que reivindicaban la figura de la mujer. Craso error confundir a Jurado como compositora y bandera del feminismo cuando la chipionera no era compositora sino intérprete. De ahí que los derechos de autor de la canciones repercutan en Manuel Alejandro. Otra cosa son los derechos de intérprete. Un dato al alcance de todos con el que se ha querido maquillar la realidad del feminismo. Los hombres también son feministas y aquí está la prueba.