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El periodista José María Calleja sigue vivo (en la memoria de sus alumnos)

El maestro del periodismo ha sido el nexo de muchos profesionales reputados que, sin él, no tendrían la oportunidad de ejercer la profesión más bonita, como decía García Márquez

Jose Mari Calleja

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20 años no es nada. Mucha similitud con aquel trabajo de Nacha Guevara “60 años no es nada”. Se sustituye a la artista por un grupo de antiguos alumnos de la Universidad Carlos III de Madrid que este pasado viernes se han reencontrado 4 lustros después de finalizar sus estudios de periodismo. Todos tienen algo en común, un profesor que les marcó, José María Calleja, un maestro del periodismo de investigación que conseguía meter “el gusanillo del periodismo” a los futuros contadores de historias. Jose Mari Calleja como le gustaba que lo llamasen sigue vivo en la memoria de aquellos alumnos y hoy profesionales de los medios que lo recuerdan con una sonrisa en su rostro.

“Principios, valores y valentía” es la descripción que hacen aquellos alumnos que hoy rozan los 50 años. Con excepciones. Jose Mari Calleja era un “profesor-conferenciante” de la Universidad que en aquel momento era rector el exministro socialista Gregorio Peces-Barba. Jose Mari Calleja profesor que nunca llegaba sólo a las aulas de este universidad pública. Sus ganas de transmitir era su mejor compañero vital. El segundo acompañante eran dos. No uno. Dos escoltas que lo dejaban en la puerta de clase y lo recogían al finalizar sus clases que eran lecciones de vida. Tiempos difíciles donde un banda desarmada ETA mataba por no pensar como ellos. Calleja lo tenía claro. Era difícil explicar en qué consiste el periodismo. Es un oficio y tan sólo se aprende con la práctica y los años. Poca teoría para una mundo que está lleno de “día a día”.

En abril de 2020, Calleja fallece. Fue en plena pandemia. Deja huérfano al periodismo televisivo bien hecho y coherente. Integró. Calleja, una forma de vida peculiar y cercana. Jose Mari nunca dejó de tener relación con sus alumnos. Siempre que se le llamaba, ahí estaba él. Y con humildad. A veces escuchaba en actitud de alumno. Y era y seguía siendo el maestro. Una máxima en su vida y profesión fue afirmar que el periodismo es sujeto, verbo y predicado. El contenido es lo menos. Hay que hacerlo bien. Y la telebasura es la tele mal hecha. No depende del personaje ni qué se cuenta. Es cómo se cuenta y eso es labor del comunicador o periodista.

Aquellos alumnos de la Universidad Carlos III se han reunido 20 años después en el Hotel Mayorazgo de Madrid. Un encuentro a ciegas. Muchos no se habían visto desde aquel septiembre del año 2002. Unos trabajan en televisión, otros en radios. A quien optó por la comunicación política. Incluso por la docencia, la rama de Lengua y Literatura fue lo más cercano a la comunicación. El deporte, el corazón, los sucesos, la empresa privada de eventos, la Biblioteca Nacional han sido los destinos de aquellos jóvenes que querían encontrar su hueco en el periodismo. Dos décadas después se vuelven a reunir. La cita queda mejor que muchas donde se busca y no se halla amor. Todos tienen un nexo en común, un maestro del periodismo que se marchó muy pronto. Y sin avisar.

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