Isabel Díaz Ayuso y Jorge Javier Vázquez, más cerca que nunca: La causa

El dueño del cortijo Sálvame se despedía este martes con un alegato contra la violencia. Y sin género. La violencia que generan las redes sociales y en muchas ocasiones sin autoría. Y leídas. Muy leídas y compartidas. Craso error.ha sido víctima de las amenazas de quienes "aún encapuchados" incitan a pegar a un tercero. Y sin dar la cara. Más cobardes. Y sin ser Miguel Delibes.

Dos delitos. La intención y la ocultación. Sin ser ninguno delito. Según ha contado el presentador, hay un grupo "político" que habría propiciado esta corriente para que practiquen prácticas poco democráticas y lejos de la normalidad de hace unos años entre demócratas. "Hay que pegar a Jorge Javier" . Los tiempos han cambiado. Y para mal. Muy mal. La democracia es palabra. Lo demás es terrorismo y fanatismo. Lejos de la Carta Magna de quienes lucharon cuando era difícil hablar. Y compartieron. Y llegaron a puntos en común.

Jorge Javier Vázquez no ha querido pronunciar las siglas que se esconden detrás de estas amenazas. Por su trayectoria es deducible pensar que es el grupo Vox. El periodista tendrá sus informaciones. Y sus investigaciones. ESdiario no las tiene. Sea quien sea es un salvajismo que se utilicen estas prácticas para hacer no respetar la opinión de los demás. La democracia es de otra manera. Y nada que ver con el salvajismo coercitivo de algunos, algunas o algunes (aunque estas últimes estén en otro bando).

Jorge Javier Vázquez denuncia públicamente la situación que vive en redes

Jorge Javier ha denunciado públicamente la situación que atraviesa en redes sociales. Apunta autoría. En su derecho está. Si así fuera la denuncia es el medio para impedir estas situaciones dictatoriales y cobardes. La misma situación que sufrió y padeció en "plaza pública", la presidenta de la Comunidad de Madrid durante a finales del mes de julio. Fue en la Diada LGTBI+ en el municipio catalán de Ripollet donde un grupo de actores "apaleaban" a una figura de cartón con con el rostro de Isabel Díaz Ayuso y Santiago Abascal. Allí fue un lugar público y en un escenario. Y con aplausos. Y las "hostias" se dieron con ganas. Incluso alevosía.

Unos y otros son los mismos. Los mismos energúmenos que han decidido actuar sin hablar. Han considerado que la violencia es la forma de actuar para defenderse. Y con la cara oculta. Tapada. Recuerda a la época de ETA. Encapuchados. Unos en redes y otros en escenario y contratados por instituciones. Y silencio. Mucho silencio. Es arte. Al tiempo que catalán.