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Tamara Falcó da una versión idílica de Íñigo Onieva que él destroza poco después

Dicen que todo depende del color del cristal con que se mire, y la marquesa de Griñón mira a su prometido con uno de color de rosa. A juzgar por la diferencia entre una interpretación y otra

Tamara Falcó, encantada con la dedicación de su prometido.

Publicado por
Redacción

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Sus apariciones semanales en la tertulia de El Hormiguero de Pablo Motos en Antena 3 dejan ver la versión más relajada y espontánea deEste jueves no ha sido una excepción, ya que la marquesa de Griñón desveló la faceta más desconocida de su prometido, ofreciendo una versión idílica que posteriormente él mismo se encargó de echar por tierra.

El caso es que entre risas, la socialité dejó claro que con ella no se cumple el popular dicho de "la boda es de la novia" porque en su caso es el empresario el que ha tomado las riendas de los preparativos y se está implicando al máximo para que todo salga a la perfección en el día más importante de sus vidas: "Íñigo decide todo, todo", aseguró orgullosa de su novio.

Demostrando así una faceta de wedding planner que Tamara no imaginaba que tenía, está controlando hasta el más mínimo detalle de todo lo relacionado con la boda. "Si vamos a montar una página web, él monta una web paralela, se la da a los que nos la van a hacer y les dice lo que quiere. Y yo le digo, ¿entonces para qué les contratamos? Y él me dice que es importante", señaló divertida.

"Reconozco que coincidimos bastante", añadió explicando que también se ha implicado en la elección del chef (Eneko Atxa) y del menú que degustarán en su enlace, en las invitaciones de su boda... "No ha decidido mi vestido porque no lo ha visto", bromeó, revelando además que otro de los detalles en los que el novio ha dejado la decisión en sus manos ha sido la elección del sacerdote que les casará: El Padre Cruz, amigo de la familia Preysler desde hace años.

Íñigo Onieva, de perfecto a imperfecto en cuestión de pocas horas

Claro que si se encargó de mostrar ante una audiencia millonaria (2.249.000 espectadores) una faceta desconocida pero muy favorable de Íñigo Onieva, poco después él se encargó de mostrar su lado más oscuro.

Horas después de la aparición de su prometida en televisión, los reporteros no dudaron en preguntarle por las declaraciones de la "novia" mientras paseaba a los perros antes de dar por finalizada la jornada.

Algo que Onieva no se tomó nada bien porque, en lugar de confirmar si es cierto que se está implicando al 100% con los preparativos de su boda, estalló nada más ver a las cámaras: "¡Apaga esa luz, por favor, que es un incordio, está todo el mundo por aquí, por favor, apagar eso que es un coñazo! ¡Por favor, son las 12 de la noche! ¿Podéis dejar de molestar?", exigió alzando la voz, insistiendo en que "no son horas" y zanjando el amago de entrevista de malas maneras: "¡Para preguntar nada, estáis con flashes a mitad de la noche, qué no son horas, iros a casa!".