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Rafael Amargo ¿Víctima o verdugo? Ni una cosa ni la otra

Según ha podido averiguar ESdiario, el bailaor granaíno no tendría capacidad de ser el cabecilla de una banda criminal. No llega a tal envergadura. Pero hay muchas cosas que tapar por detrás

Rafael Amargo, de nuevo en el ojo del huracán de la polémica.

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El bailaor "granaíno"de nuevo es noticia por una detención. Fue este jueves en Alicante donde se encontraba actuando. La Polícia Nacional dependiente del Ministerio del Interior y cuyo mayor responsable es Fernando Grande-Marlaska tenía orden de detención por un presunto delito contra la Salud Pública (Tráfico de Drogas) desde el pasado miércoles. No ha sido la primera vez. En diciembre de 2020 sucedió en su domicilio madrileño en la conocida vía Espíritu Santo en el barrio de Malasaña. Fue puesto en libertad pendiente de un juicio que se celebrará durante este 2023. Fiscalía (Ministerio Fiscal) solicita 9 años de pena de prisión.

Este jueves tuvo lugar una nueva detención por la denuncia que formularon sus vecinos de Madrid en 2022. Estos vecinos aseguraban que el trasiego de visitas de amigos que se vive en su domicilio no es normal. Apuntan directamente a tráfico de drogas. Algunos vecinos aseguraban que se habían encontrado en la escalera del edificio a personas durmiendo en un estado preocupante por presunto consumo de drogas.

El círculo íntimo de Rafael Amargo habla claro con ESdiario

ESdiario ha tenido acceso al círculo íntimo deAsegura que el bailaor no es verdugo ni tampoco vícitma. Es el "tonto útil" de una trama en la que ha caído.

Según las informaciones con las que cuenta este diario, Amargo no tendría capacidad de ser el cabecilla de una banda criminal. No llega a tal envergadura. Otra cosa es que haya consentido que su casa sea el lugar de depósito de amigos y conocidos que utilizaron su hogar, con consentimiento de los hechos, de sustancias estupefacientes que en determinadas cantidades supone un delito contra la Salud Pública. Un tema es el consumo y un delito es el tráfico. La llave del domicilio del artista la poseían otras muchas personas que tenían acceso directo a su hogar. Eso no justificaría el posible delito ante la Justicia. Una cosa es la verdad y otra distinta la aparente verdad. En la Justicia lo que cuenta es lo que la verdad aparente o la apariencia de la verdad.

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