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La "pifia" de Fernando Verdasco con Ana Boyer hace polvo a Bertín Osborne

Puede que Tamara Falcó sea una mina de oro mediática que convierte en preciado metal todo lo que toca como el rey Midas pero no parece que su cuñado y su hermana puedan decir lo mismo.

Fernando Verdasco y Ana Boyer en Mi Casa Es La Tuya.

Publicado por
Candela Alba

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Puede que tenga mucho tirón mediático y en los audímetros y cabeceras del corazón pero su cuñado y su hermano no parecen tener tanto. O al menos eso es lo que pareció desprenderse de la entrevista de Fernando Verdasco a Bertín Osborne en Mi Casa es la Tuya en la que también participó Ana Boyer.

Y eso que hasta hablaron de la boda de Tamara e Íñigo Onieva e insinuaron que Julio y Enrique Iglesias "ahora vendrán" para tan magno evento... (los dos cantantes son los que más se cotizan a la hora de ver a la familia).

Con todo y con esto este lunes Telecinco tuvo que conformarse con la medalla de bronce de las audiencias para Mi Casa es la Tuya de Bertín Osborne que registró un 7.8% de share y 965.000 espectadores, sus cifras más bajas desde que comenzó la nueva temporada y lejos de los primeros puestos de la noche.

La palma se la llevó TVE con MasterChef que le dio a la Uno un 14% y 1.470.000 mientras en Antena 3 Hermanos registraba datos de 12.8% y 1.305.000.

Fernando Verdasco sale de su natural discreto para abrir su corazón al público

De poco valió que el siempre discreto Verdasco abriera su corazón reconociendo que está muy enamorado de en la que ha encontrado a la mujer de su vida.

Fernando incluso contó cómo fue el primer día que la conoció y se dio cuenta de que iba a ser la mujer con la que iba a compartir el resto de su vida. "Conocí a Ana en el concierto de Enrique en Madrid en 2012, yo tenía novia y la tuve que dejar al día siguiente, no, es broma, pero a las tres semanas sí. Conocí a Ana y a los cuatro días gané a Rafa Nadal, dije esto es una señal, voy a dejar a mi novia y empezar a picar piedra. Funcionó", explicó el tenista entre risas.

Con una vida muy complicada para mantener una relación sentimental debido a sus interminables viajes, el tenista relató que la distancia estuvo a punto de acabar con su historia de amor. "Con Ana fue muy difícil al principio. En 2012 la conocí y llevaba 10 años como profesional, empezamos a salir en septiembre de 2013 y fue muy complicado el primer año. Ella trabajaba en una compañía en Madrid de sol a sol, consultora estratégica, una locura. Al principio hacía de chofer por verla, luego estábamos semanas sin vernos. Teníamos una relación a distancia, yo estaba acostumbrado, pero Ana me decía, es muy complicado", reconoció sobre sus comienzos.

Sin poder esconder su admiración hacia la madre de sus hijos, Verdasco se derritió en elogios hacia su mujer: "De ella me conquista todo. Es la cabeza de su padre, su padre era un cerebrito, yo no lo pude conocer, me hubiera encantado. Según Ana le gustaba el tenis pero una cosa es esa y otra que un tenista venga a por tu hija. Ana tiene una cabeza privilegiada para números, es súper ordenada, súper educada, simpática, introvertida".

La pedida de mano a Ana Boyer no fue tan idílica como Fernando Verdasco planeaba

A pesar del feliz matrimonio del que disfrutan ahora, el tenista reconoció que su pedida no fue del todo perfecta: "Para la pedida tenía todo, me fui a la India con el anillo, en noviembre, hicimos un tour por la India por dos hoteles o tres preciosos. Hubo un día que nos dieron un paseo en camello, estoy con la puesta de sol y digo no me he traído el anillo, era perfecto para pedirlo. Vamos al segundo hotel, una noche de la leche, debajo de la luna llena, solos, otra vez se me olvida el anillo. Íbamos a Maldivas después y todos los días lloviendo. Cuatro días diluviando sin parar, solo un desayuno sin llover. Me lo traje de vuelta".

Finalmente el momento de la pedida no fue del todo como esperaban pero sí que fue muy especial para ambos: "Se lo di en Paseo de la Habana, vivíamos juntos, en un momento los dos solos le dije, hasta aquí hemos llegado, se lo saqué ahí y se lo pedí. Creo que no lo sabe ni Isabel".

Sobre el día de su boda, Fernando explicó que tanto Ana como él acordaron darse el "sí, quiero" en la más estricta intimidad poniendo algunas dificultades para que no hubiera demasiados invitados. "A la boda fueron 60 personas. Lo hicimos un poco difícil para que fuera pequeña, queríamos que fuera pequeña. En cierto modo quedas mal con gente pero al final queríamos algo íntimo y en un sitio especial".

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