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La otra “cara” de Augusto Algueró, el hijo único de Carmen Sevilla

Su aspecto recuerda al de un hombre tranquilo, sereno y con pocas ganas de guerras. Parece. ESdiario ha podido conocer que esconde tras su mirada de perfil bajo otra de perfil altísimo.

Carmen Sevilla junto a su hijo, Augusto Algueró.

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El hijo de Carmen Sevilla no apareció el pasado jueves al funeral de su madre. Un acto religioso que organizó el amigo íntimo de Carmen, el empresario y futurólogo en la Iglesia de San Antón en Madrid. Augusto Algueró envió una carta para agradecer las presencias y disculparse de su ausencia. Según sus palabras no se encontraban bien.

Quien conoce en profundidad a Algueró asegura a ESdiario que no iba a acudir a este funeral desde el primer día que fue informado de esta despedida. De la misma manera que también conocían estos allegados que Augusto no quería una despedida pública para la Novia de España.

Aquí no había nada que negociar con la familia. No se necesitaba consenso. La familia es únicamente su hijo Augusto Algueró y sus dos nietos, Augusto y Nacho quienes hubieran preferido otro tipo de despedida. Donde manda patrón no existen marineros.

El único hijo de Carmen Sevilla es un gran desconocido. Nunca ha querido que su vida transcendiese. Siempre se quiso apartar de "ser hijo de…". Pero no siempre fue así. Con su madre apareció en portadas de revistas del corazón, cuando las circunstancias mandaban.

En ocasiones, detrás de una cara sosegada habita de manera latente un hombre guerrero.

En la vida de Augusto Algueró ha habido mucho silencio. Su aspecto recuerda al de un hombre tranquilo, sereno y con pocas ganas de "guerras" con terceros. Parece. No es así. ESdiario ha podido conocer estos días que esconde detrás de su mirada de "hombre de perfil bajo" a otra persona de perfil altísimo. Mantiene una "guerra" legal con la que fue su mujer y madre de sus dos hijos.

Augusto Algueró y Marta Díaz: una década de pleitos

Marta Díaz y Augusto Algueró son ya populares en el Juzgado número 3 de Pozuelo de Alarcón (Madrid). Una década de pleitos. Un proceso contencioso de divorcio complicado con custodias compartidas de menores que se convierten en exclusivas para el padre.

Díaz tuvo que tirar la toalla en este proceso legal por el bien de sus hijos y por el suyo propio. Su libertad y la felicidad de sus descendientes tuvieron mucho peso en la decisión. Augusto se queda en su casa de Pozuelo de Alarcón. Una gran mansión. Cuando a un niño se le pregunta siempre contesta en función de la mayores comodidades y libertad de actuación. No es lo mismo tener una madre con funciones de madre que una madre con rol de amiga.

Marta Díaz se tiene que ir a otro lugar más modesto y empezar de cero. Y lo ha conseguido, según cuentan a este diario cómo es su vida. Ella no ha querido hablar con este periódico cuando se le ha informado por la realización del reportaje. Silencio. De nuevo el silencio. “Yo no soy público”, ha contestado al tiempo que cuelga el teléfono. Casi sin respirar.

Carmen Sevilla nunca tuvo devoción por la esposa de su hijo Augusto

Augusto y Marta contraen matrimonio el 8 de septiembre de 2001. Doce años de matrimonio y en 2013 deciden emprender caminos por separado. En el 2016 hay sentencia de divorcio. La relación entre Augusto y Marta es nula. Más allá del contacto por los frutos que tienen en común, los hijos.

Los años de Diaz en matrimonio con Algueró fueron de una constante adaptación a la vida de la familia de Carmen Sevilla. Nunca nunca fue del agrado de su suegra.

Cuando nacen sus hijos, la actriz no visita a su nuera y a sus nietos al hospital. La mujer que más conoció a Carmen Sevilla, Agripina “la tata de la casa” adoraba a Marta. La protegió siempre que pudo. De la misma manera que hizo Augusto Algueró padre. Diaz fue tratada por Augusto como una hija. No todos tienen esa línea en su currículum familiar. En ocasiones, detrás de una cara sosegada habita de manera latente un hombre guerrero.