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Amenazas de muerte o mordaza a periodistas: lo que veta Netflix del caso Biondo

A punto de estrenarse esta esperada docuserie de la plataforma de contenidos, ahora se avecina tormenta sobre la propia producción por culpa de unas relaciones bastante personales.

Se 'remueve' la tumba de Mario Biondo.

Se 'remueve' la tumba de Mario Biondo.

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Una llamada telefónica a Santina para informarle de que no estaba solo cuando murió. Así arranca uno de los teaser de Las últimas horas de Mario, la esperadísima docuserie que Netflix estrena el próximo 3 de agosto. La intrigante voz al otro lado de la línea, digna de película policíaca, le dice lo siguiente a la madre del cámara italiano: “Señora D’Alessandro, usted no me conoce, soy el representante de una empresa tecnológica de Estados Unidos. La llamo porque tenemos pruebas de que la noche que murió su hijo había al menos dos personas en la casa. Santina, su hijo no estaba solo”.

Así arranca el suplemento Look una noticia que da cuenta de la polémica generada en torno al caso y a lo que ahora oculta y veta (según la mencionada publicación) la plataforma Netflix.

Según Moira Sánchez se muestra al espectador una conversación que presuntamente sucedió pero que ahora conocemos que nunca llegó a producirse, sino que fue al revés. Partiendo de la base de que es uno de los puntales en la previa a la emisión, ¿qué puede esperar quien se siente a ver la docuserie? Algunas de las cuestiones que se van a poner en relieve en este artículo, probablemente, no aparezcan en dicha producción. Sin embargo, una vez sean reveladas, la maquinaria tras los rincones oscuros que envolvieron la violenta muerte de Mario Biondo, volverá a ponerse en marcha.


Demandas a periodistas, amenazas de muerte, testimonios contradictorios frente al juez, informes desubicados y unos movimientos, cuando todavía el cadáver de Mario yacía en su domicilio, que siguen siendo una auténtica incógnita. O quizá lo sea menos cuando terminen de leer estas líneas. Lo que aparecerá en nuestros ojos cuando demos al play se presume será la versión fidedigna (o edulcorada) de una de las muertes más intrigantes de la crónica negra española, tal y como dicen algunos de los que han defendido a capa y espada que Mario no se suicidó sino que fue asesinado.

Raquel Sánchez Silva y su difícil situación

Ahora conocemos -prosigue el artículo- que la presentadora demandó al periodista de La Vanguardia, Andrés Guerra, por presuntamente vulnerar su derecho al honor, entre otras cosas. Se sintió atacada. La Justicia ha fallado dos años después con un veredicto claro: no hubo indicio de los delitos que demandaba “Eso significa que ha querido tapar la boca a quien ha hecho un seguimiento exhaustivo del caso”, comenta Tarruella.

Pero es que según esta información hay 'truco' en esta producción por "el hecho que detrás de una de las productoras involucradas en la realización de Las últimas horas de Mario esté Guillermo Gómez, el ex manager de la presentadora española antes y durante un tiempo posterior al deceso del camarógrafo italiano, ha sido la gota que ha colmado el vaso".


Y cuenta que Óscar Tarruella ha sido amenazado de muerte en varias ocasiones. Si es cierto que todo lo que se ha dicho hasta ahora -que Mario se suicidó- cómo tratan de destilar desde las versiones oficiales, la pregunta está en el aire: ¿quién busca silenciar y apartar a todos aquellos que declaran que Mario Biondo fue asesinado? Desde el propio Óscar, hasta 10 peritos judiciales, incluido un alto cargo de los Carabinieri italianos.

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