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Un amigo de Daniel Sancho revela que su padre “estaba hasta los huevos”

El testimonio anónimo recogido por una revista recuerda su adolescencia agresiva y rebelde que obligaba a Rodolfo a sacarle constantemente de grandes problemas.

Rodolfo Sancho y su hijo Daniel, viendo un partido de tenis en 2011. Europa Press.

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El asesinato y descuartizamiento de Edwin Arrieta a manos de Daniel Sancho, hijo de Rodolfo Sancho y nieto de Sancho Gracia, ha sacado al verano de la eterna monotonía y el letargo habitual de todos los años. Desde que se conoció la noticia, no hay hora a lo largo del día que no se ofrezca un nuevo testimonio de personas relacionadas con el caso, sobre todo con el asesino confeso.

El último ha sido impactante y lo desvela la revista Lecturas, que ha tenido acceso a un amigo íntimo del presunto asesino, que forma parte de su entorno más cercano desde que eran niños, revelando cómo fue la etapa más problemática hasta ahora del Daniel y cómo había llevado a su padre hasta la desesperación con su conducta agresiva y rebelde.

Según este allegado al hijo del actor, de adolescente vivió unos años muy conflictivos. “Era un tarado hace ya 15 años. Se le iba la cabeza y se pegaba con la gente”, cuenta a la publicación.

Rodolfo Sancho no podía con él

El descontrolado comportamiento de Daniel llevó a la desesperación a su padre, ahora recluido ahora en su casa de Fuerteventura a la espera de viajar a Tailandia cuando se acabe la cuarentena a la que está sometido el joven.

“Su padre estaba hasta los huevos de él”, dice este testimonio a la revista acerca del hartazgo que tenía su padre por tener que dar siempre la cara por el joven.

Una declaración muy parecida a la que ofreció la madre de uno de sus compañeros de clase a Telecinco: “Nadie se lo esperaba. Dani era bastante conflictivo de pequeño. En el colegio siempre estaba con problemas, siempre. De hecho, lo expulsaron, pero de ahí a esto hay un mundo. Desde que se divorciaron sus padres se empezó a comportar peor, no lo llevó nada bien y empezó a ser más inestable, pero eso no justifica para nada el asesinato que habría cometido”.

Un comportamiento que contó con la presencia de su padre para reconducirlo en todas las ocasiones: “Su padre siempre estuvo muy pendiente de él. Rodolfo ha sido un padrazo preocupado siempre de su hijo”, concluía esta mujer.