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Un preso de Koh Samui 'canta' y cuenta con crudeza la verdad de Daniel Sancho

El programa de Antena 3 Y ahora Sonsoles ha contacto con un ex recluso de la prisión tailandesa donde está encarcelado el joven español y la verdad es que no le augura nada bueno.

Imagen de la fachada principal de la prisión de Daniel Sancho.

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Se lo estamos contando puntualmente en ESdiario. Precisamente, este jueves 17 de agosto les dábamos detalles en exclusiva de cómo había ido la primera visita en la prisión de Koh Samui de Silvia Bronchalo a su hijo, Daniel Sancho, encarcelado por "asesinato premeditado" de su compañero sentimental, el cirujano plástico colombiano Edwin Arrieta.

El joven cocinero madrileño cumple ya su día 12 en la cárcel, una prisión que pese a lo que se ha dicho -y la imagen de transparencia que pretenden dar las autoridades tailandesas y los propios responsables del propio centro penitenciario- es una de las más duras de Tailandia.

Y así lo ha confirmado un ex recluso con el que se ha puesto en contacto el programa Y ahora Sonoles, en su versión veraniega, de Antena 3. El citado preso, que ha preferido mantener el anonimato, ha confirmado (ahora que Daniel Sancho ya ha salido del régimen de aislamiento) que será algo parecido a un infierno.

Quien fuera 'inquilino' de Koh Samui ha confirmado que las condiciones de salud, higiene y alimentación son pésimas y que las condiciones son tan extremas que un error puede costarle la vida.

Todo te puede matar

El día en esa prisión tailandesa comienza a las seis de la mañana, cuando son despertados para ir a rezar con un monje tailandés. Después tienen un tiempo limitado para ir al baño y asesarse, antes de poner rumbo al desayuno. Pasos que son marcados por sirenas y alarmas. Quizá las más importantes son las que les anuncian que la comida está lista, aunque no sienten especial ilusión por lo que se encontrarán. En torno al mediodía son llamados para el almuerzo, su última comida del día, pues a partir de este momento tan solo pueden beber agua. Y hasta esto es peligroso, pues el agua está en pésimas condiciones y descomponen el organismo sin piedad.

La forma de dormir es también un infierno, muy alejado de lo que se necesita para un descanso real. Se ha comentado que en la prisión se les entrega a los presos unas mantas, las cuales utilizan a modo de colchón y almohada. Y es que no hay camas en el recinto penitenciario. Pero no todos consiguen tal privilegio de tener mantas, pues no hay para todos, por lo que los nuevos reclusos terminan durmiendo hacinados en las puertas de los baños, donde el olor es aún más nauseabundo, pero el único espacio que los veteranos les dejan libre.

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