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El manotazo del Emérito a un amigo protagoniza la anécdota en el club náutico

Por algo siempre se ha conocido a Don Juan Carlos como el Rey "campechano". Su naturalidad a veces sobrepasa las fronteras de lo que se podría o cabría esperar de un monarca al uso.

El Rey Juan Carlos volvió a demostrar por qué le llaman "campechano".

Publicado por
Maribel Fernández

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Dos días después de su llegada a Sanxenxo, el Rey Juan Carlos se dejó ver por primera vez este miércoles a media mañana. El Emérito abandonaba la casa de su gran amigo Pedro Campos y se dirigía al Club Náutico de la localidad pontevedresa para comenzar su puesta a punto para capitanear El Bribón este fin de semana, cuando se celebrará en aguas gallegas el torneo de vela que lleva su nombre, 'Rey Juan Carlos I'.

Presumiendo de su buen estado de forma a sus 85 años, el padre de Felipe VI se dirigió al pantalán para comenzar los entrenamientos caminando a paso ligero ayudado tan solo por Vicente García Mochales Mochi, su jefe de seguridad y uno de sus hombres de confianza.

Ovacionado por varias personas que se han acercado al Náutico para aplaudirle al grito de 'viva España y viva el Rey' (a los que ha saludado encantado con una gran sonrisa) Don Juan Carlos comenzó a bajar las escaleras dirección al Bribón cuando uno de sus amigos, viendo sus dificultades, le ofreció su ayuda.

Algo que el Emérito rechazó sin dejar de sonreír, apartando la mano de su conocido con un manotazo y un golpecito en el pecho, señal de que se ha tomado con buen humor esta ayuda que, de una manera muy Borbón, negó dando muestras de su espontaneidad y su naturalidad.