La vecina amargada del ático: una amenaza muy real para Tamara Falcó
La marquesa de Griñón ha estrenado por fin su nueva casa, en un selecto barrio de Madrid. Es una impresionante última planta con piscina privada. Pero no todo es alegría, hay nubarrones.
La marquesa de Griñón, Tamara Falcó, por fin se ha mudado a su nueva casa, la que compartirá con su marido Íñigo Onieva. Después de meses de obras, este pasado mes Tamara estrenaba ático, ubicado en la lujosa zona madrileña de Puerta de Hierro, próxima a la residencia de su madre, Isabel Preysler.
El ático de la marquesa es impresionante. Diseñado personalmente por el arquitecto Joaquín Torres está distribuido en dos plantas y dispone hasta de una piscina privada. Sin embargo, la millonaria inversión no asegura la felicidad de la pareja porque, en una entrevista concedida a la revista ¡Hola!, ha confesado ya los primeros problemas de convivencia y no precisamente con su marido sino con una vecina en concreto...
La marquesa de Griñón afirma que sus vecinos son, en general, "superdiscretos, amables y muy educados". Incluso los niños son "una gozada" porque dan mucha alegría. Sin embargo, no todo el mundo le aporta el mismo bienestar, pues una mujer que vive en las inmediaciones de su casa no le pone las cosas fáciles. "Mis vecinos van a su bola, aunque hay una señora mayor que está amargada", no ha dudado en confesar Tamara en la mencionada entrevista.
Tamara y las 'cacas'
La también colaboradora de El Hormiguero de Pablo Motos no ha intimidado "lo suficiente" con ella, pero hace unos días volvía del parque son las perritas y la vecina le dijo: "Estoy hasta las narices de que dejéis las cacas de los perros". Falcó contestó: "Oiga, señora, las recojo siempre. Acabo de hacerlo". Sus vecinos, al llegar al edificio, le dijeron que "esa señora grita a los niños". "Está harta de ellos y de todo. Es para decirle: 'Oiga, es lo que tiene residir en una comunidad de vecinos, que hay que convivir' (ríe)", cuenta en la entrevista, con sorna.
Para terminar, la hija de Isabel Preysler afirma en la entrevista que su ático es un gran lugar para convivir con Onieva, con el que se siente muy cómoda pese a las típicas discusiones de pareja: "Hay veces que necesito mis horas in between de sueño para ver las cosas de otra forma, para despertarme y decir: 'Bueno, no es tan grave'. De todas formas, intentamos no hablar de ciertas cosas a última hora de la noche. Eso sí lo hemos decidido conjuntamente. Al final, no quieres dormir enfadada o no descansas igual. Hay que elegir el momento correcto para hablar de las cosas".