Filtran la real Navidad en Zarzuela: enfados, Emérito derrocha y Letizia tacaña
Ha sido Pilar Eyre quien ha contado como son estas fiestas en la Casa Real. Y lo ha hecho comparando las navidades del pasado con las de ahora. Cualquier similitud es pura coincidencia.
La veterana periodista, cronista de las Casas Reales, Pilar Eyre, ha vuelto ha publicar una información que ofrece su unto de vista de cómo han sido las fiestas Navideñas en el entorno de l Familia Real.
Eyre comienza, en su blog de la revista Lecturas, con una declaración de intenciones: "La Navidad, una época difícil para familias desestructuradas como la de nuestros reyes. Cuando estos eran Juan Carlos y Sofía y sus hijos eran pequeños, intentaban, siguiendo el consejo de Franco, que su Navidad se pareciera a la de todos los españoles. Doña Sofía iba con los niños al mercadillo navideño de la Plaza Mayor y al Rastrillo de su cuñada Pilar, aunque nadie sabía que los regalos de verdad los había comprado en Londres.
Explica la periodista que la reina era capaz de llegar la primera a los almacenes Harrods y salir la última, y así varios días. Cuando descubrió la tienda Body Shop de productos cosméticos naturales, encargaba cestas enteras de lociones, cremas, jabones y colonias para poner en el árbol de navidad gigantesco que se colocaba en el vestíbulo de Zarzuela. Eran regalos sencillos que algunas veces sumían al obsequiado en la más profunda estupefacción, como Letizia, el primer año, cuando recibió un pijama de franela muy feo, de vieja, y no supo qué decir.
Las Navidades pasadas
Por Nochebuena invitaban a un centenar de personas a la cena, que dejaban hecha para que el personal pudiera celebrar la fiesta en su casa. Primero veían el discurso del Rey tomando una copa y brindando por España y después se iban al comedor donde cada uno se servía tazas de caldo, salmón, foie, marisco, rosbif, angulas, ensalada, lombarda, turrones…
A medianoche la mayoría iban a la misa que se celebraba en la capilla de la Zarzuela. Al cabo de un par de días viajaban al Valle de Arán a esquiar y celebrar el fin de año, y los hijos y primos terminaban la noche bailando alocadamente en la discoteca Tyffanys del Hotel Montarto. He estado en muchas ocasiones haciendo cola en el telesilla con ellos, si les cedía mi turno, se negaban. También tengo que decir que, si tratabas de ir más allá y entablar conversación con la reina, tan solo recibías una gélida mirada de sus ojos grises.
La Navidad con Letizia
Cuenta Pilar Eyre que con los años todo cambió. Juan Carlos empezó a considerarse más allá del bien y del mal y decidió abandonar la cena familiar para visitar a su amante y a su hijo en su casa de la Angorilla, como ella ha contado y también hemos visto en fotos. A Letizia, en los primeros tiempos, este comportamiento la asombraba, sobre todo porque nadie hacía ningún comentario. Esa es una de las cosas que más le sorprendieron de su nueva familia: mientras ella estaba acostumbrada a discutirlo todo, a veces incluso a gritos, los Borbones llevaban sus penas en silencio.
Cuando al fin se decidió a preguntar a su marido por las amiguitas del padre, al parecer éste le dijo: “Yo de eso no sé nada, nunca lo hemos hablado”. También se sintió humillada cuando la antipática tía Pilar le preguntó si iban a ir al Valle y cuando Letizia dijo que no sabía esquiar, soltó una carcajada incrédula y burlona.
Poco a poco la familia fue adelgazando. Cayeron Cristina, Iñaki y sus cuatro hijos, por solidaridad también dejaron de ir Elena y sus hijos, las hermanas del Rey se dedicaron a sus propias familias y la expresión de disgusto y la tristeza de Sofía eran tan evidentes que al final la Casa Real dejó de informar de cómo había transcurrido la Nochebuena.
A partir de 2014, con el relevo de reyes, todo fue a peor, los dos años de pandemia los pasaron en solitario y en 2022 al parecer solo estuvieron Letizia, Felipe y sus dos hijas, pero tampoco tenemos constancia de que haya sido así exactamente, no sabemos si la familia de Letizia ha sustituido a la de Felipe en esta noche tan especial, dada la discreción de los padres y hermana de la reina. A la misa de Nochebuena en la capilla solo fueron Felipe, su madre y su tía, ya que Letizia y sus dos hijas no son practicantes.
Según se dice, los últimos años, Felipe, Letizia y sus hijas se acercan a la casa de doña Sofía para desearle feliz Navidad, pero no comparten cena y Sofía e Irene pasan esa noche a solas. El gran elefante blanco de este año es Juan Carlos, que ya ha hecho saber a sus amigos que le gustaría disfrutar de la Navidad en España. No quiere venir a vivir aquí de forma permanente, pero, a pesar de que se sintió tratado con absoluto desprecio durante la jura de su nieta, añora a su familia y el ambiente navideño, que en Abu Dabi no existe.
Las relaciones con su hijo y su nuera están peor que nunca, pero en Madrid siguen viviendo su hermana, sus sobrinos y su hija Elena, a la que tanto quiere, en cuya casa podría quedarse. También sigue teniendo amigos. Veremos qué ocurre, es una incógnita más a añadir a los dos misterios clásicos de la Navidad real: cómo será el christmas de este año, aunque ya podemos adelantar que no tendrá ningún motivo ni navideño ni religioso y seguramente se usará una foto de las dos hermanas con un fondo bucólico, y el contenido del discurso de Navidad. No se auguran sorpresas de todas formas, lejos ya los tiempos en los que esperábamos con ansia identificar la corbata que llevaba el Rey: esta se la ha regalado la italiana, esta la mallorquina, la otra la actriz, o la condesa… Con qué poco nos contentábamos entonces, concluye Eyre.