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La sobrina de la Reina Letizia y “su” nuevo mundo gay

Destila miedo. Huele a desconfianza. Sus ojos transmiten verdad. Nada que ver en la esfera pública y en la privada.ESdiario sabe que fue el pilar fundamental de un amigo en su peor momento.

La historia de Carla Vigo está todavía por escribir.

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Carla Vigo ha disfrutado del mundo más rosa y fiero del barrio de Chueca. El de la calle Infantas. La calle donde el movimiento gay comenzó antaño. La hija de la desaparecida Érika Ortiz, hermana menor de Doña Letizia, disfrutaba hace unos días en compañía de su representante y amigo Daniel Brian de una noche de disfrute en el local más poderoso, solariego e histórico del Madrid gay situado en una de arterias principales de la mítica calle Hortaleza.

ESdiario coincidía con Carla Vigo este pasado jueves en este templo gay donde el público llega a divertirse. A ligar y lo que se presente. Entre hombres. En el Hot se conforman tantas parejas por la tarde como se destruyen por la noche. Desde la libertad absoluta.

Hot cuenta con el mismo público de hace 30 años pero con tres décadas más de experiencia. En todo. Y más en ganas.

Vigo disfruta de la noche del jueves con su amigo y tímida. Carla es tímida, observadora, discreta, silenciosa producto de ser silenciada durante años. Una chica de 23 años que ha tenido más sombras que luces. La muerte de su madre cuando ella tenía 7 años en el año 2007 la convertía en un ser huérfano. O casi. Su padre Antonio Vigo se quedó a su atención en los años más complicados de niñez y adolescencia. Apareció otra familia. La de los amigos.

Ahora observa con recelo. No se fía de su alrededor. Los que la miran hablan más de ella como la sobrina de la Reina Letizia que la propia protagonista. Ni referencia a sus lazos personales. No va de sobrina de los Borbón-Ortiz. Lejos de la realidad.

Nada que ver con los otros sobrinos de la época del Rey Juan Carlos. Otra época. Carla es una chica de 23 años que ha sufrido. Quiere disfrutar pero aún no puede. Al menos públicamente. Mucho recelo y desconfía en quién se acerca. Su imagen es la de una ser vivo que ha sido “maltratado” por la vida. Destila miedo. Se huele a desconfianza. Sus ojos transmiten verdad. Nada tiene que ver en la esfera pública que privada.

ESdiario ha podido conocer que ha sido el pilar fundamental en un amigo en el momento que se encontraba inmerso en un depresión. Su imagen está por describir. Ella decidirá el momento.