Tamara Falcó mete en un follón a Almeida para salvar a su marido de la hoguera
Con amigos y amigas así quién necesita enemigos, debe de ser lo que anda pensando en las últimas horas el alcalde de Madrid después de ver como la marquesa le mete en un espinoso jardín.
Tamara Falcó despeja y deja la pelota en el tejado de Almeida.
Lo que se anunció a bombo y platillo como el nuevo gran negocio y aventura profesional de Íñigo Onieva se está convirtiendo poco a poco en una pequeña pesadilla para el marido de Tamara Falcó y también para la marquesa de Griñón que, mediática ella, no cesa de recibir preguntas al respecto.
Y al final, como dice el dicho, quien mucho habla... mucho se mete en jardines. Y es que mientras Onieva ha guardado silencio y ha evitado responder tanto a las protestas de los vecinos del barrio como al crítico gastronómico que ha publicado que la comida de su nuevo restaurante huele a brasa, Falcó decidió sacar las uñas por su marido y señaló directamente al alcalde madrileño José Luis Martínez-Almeida.
Tamara Falcó echa la culpa del problema del restaurante de su marido a Almeida
De hecho, la hija de aseguró que si la basura se acumula en la calle Fernando VI, donde el empresario tiene el restaurante, "es por culpa del Ayuntamiento" y de hecho animó a la prensa a preguntárselo al propio Almeida: "Eso se lo tenéis que preguntar a otra persona".
Así las cosas, el alcalde de Madrid se ha dejado ver este miércoles en la plaza de toros de Las Ventas para disfrutar de la corrida que organiza la Asociación de la Prensa, que pondrá el broche a la Feria de San Isidro 2024 y a la que acudió el Rey Felipe, y fue preguntado por esta polémica.
Con una sonrisa, atendiendo a todos los ciudadanos que se acercaban a él para pedirle fotografías y haciendo oídos sordos a las preguntas de la prensa... Almeida pasó al interior de la plaza sin querer comentar qué le parecen las palabras de Falcó.
Y es que durante todas estas semanas se ha hablado mucho del descontento que hay en el barrio por la cantidad de bolsas de basura que se acumulan alrededor de los contenedores procedentes del bar para el que trabaja Íñigo. Sin embargo, todavía sigue en el aire saber quién es el responsable.