El amor “prohibido” entre Carmen Sevilla y Luis Mariano
Fue una cuestión de genética. Lo que manda la santa y cruel naturaleza. Pero no pudo ser. No por familia. Ni por clases. Ni por razón. Ni por edad. Tampoco por sociedad adquirida.
"El novio de España" ya es una realidad en el escenario teatral español.
No pudo ser. No por familia. Ni por clases. Ni por razón. Ni por edad. Tampoco por sociedad adquirida. Mucho más allá. Fue una cuestión de genética. Lo que manda la santa y cruel naturaleza. La función de teatro El novio de España ya es una realidad en la cartelera teatral española. Después de recorrer los rincones de nuestro país, este mes de julio se representa en el Teatro La Latina de Madrid. Un templo escénico que fue propiedad de Lina Morgan. Y ahora es del “señor del teatro, Jesús Cimarro. Dos grandes del buen oficio de la interpretación. En distintas situaciones. Actriz y empresario.
"El novio de España" en el Teatro de La Latina.
Hasta el 28 de julio se puede saborear el texto y la dirección de un maestro del teatro, Juan Carlos Rubio quien ha dado vida a la historia reciente de nuestro país en hora y media de función. Amor, baile. Música. Clandestinidad. Francia. España. Dictadura. Dos bandos. Artistas. Marquesa. Salvación. Son los ingredientes de este musical atípico que cuenta el amor no concebido entre la novia de España y el nuevo novio, la verdad de un país que vivía en blanco y negro. Y sin lentes.
Cuatro actores dan vida a una historia llena de ternura. Verdad y condescendencia. Carmen Sevilla está encarnada por la actriz Carmen Raigón. A su lado con el mayor protagonismo un Luis Mariano que lo hace aún más cierto en sus sentimientos Cristian Escuredo. De esos tipos del teatro por los que merece la pena llegar a un teatro. Su papel representa al gran amor de su pasión, su novio, encarnado por el magnífico actor Dídac Flores.
Carmen Sevilla y Luis Mariano, una vida llevada ahora al teatro.
Carmen Morales, hija de Junior y Rocío Dúrcal, demuestra su calidad actoral
La cuarta en escena es Carmen Morales, la hija de Rocío Durcal. Tarda 50 minutos en salir a escena pero sus momentos levantan a un patio de butacas de emoción. Es actriz. No es hija. En escena. Aplausos. Y cariño. Una marquesa con ganas de vida y calle. Lo que no tiene en las murallas de su palacio. Quizás de papel. La marquesa puede simbolizar perfectamente a la familia Flores en época de Lorca. Desgarradora la maestría actoral de la hija de Antonio Morales Junior. Otro nivel. De padres gatos, hijos miau.
El creador de esta función ha hecho milagros en sus últimos espectáculos. Sin actores y grandes creaciones. Ahora es diferente. Cuatro intérpretes de verdad. De oficio. Rubio no da puntada sin hilo. Cuenta la verdad de una España vivida. Sin sesgos. Nada de sectarismo. Con distancia. Sin falsa realidad. Ni gourmet de la nueva España progresista. Juan Carlos ha conseguido una obra maestra musical con pocos elementos y mucha creatividad. Es un genio contemporáneo. Quizás aún el dramaturgo y director no lo sepa. Son conscientes los actores y el público. Lo suficiente. La verdad de tiene un camino. Una función para no olvidar ni perderse. Ahí está.