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Un turbio asunto del pasado de Isabel Preysler salpica a Felipe González y a Boyer

La mansión de la celebrety vuelve a estar en el ojo del huracán. Villa Meona regresa con fuerza y con polémica

Isabel Preysler y parte de su mansión madrileña.Arquitectura y Diseño

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La joya de la corona del patrimonio de Miguel Boyer, la fastuosa mansión de Puerta de Hierro en la que vivió junto a Isabel Preysler durante más de dos décadas, nunca llegará a manos de sus hijos mayores. Es una información que publicaba en el año 2016 por Okdiario pero que ahora resurge en las redes sociales, tal y como ha podido comprobar ESdiario.

Según esta información la vivienda –que pronto fue bautizada por la prensa como Villa Meona– está a nombre de la reina de las revistas del corazón, a pesar de que fue el ex ministro de Felipe González quién pagó casi íntegramente su construcción.

Por tanto, el inmueble valorado en 9 millones de euros no forma parte de los bienes sujetos a la herencia que deben ser repartidos entre los tres hijos del político socialista: Miguel y Laura Boyer Arnedo, nacidos de su primer matrimonio con la ginecóloga Elena Arnedo Ana Boyer Preysler.

A finales de los años 80, tras iniciar su relación con Isabel Preysler, el ex ministro compró los terrenos sobre los que se alza la vivienda a quien fuera, hasta su fallecimiento, vicepresidente del Real Madrid, el empresario Fernando Fernández Tapias, por 90 millones de pesetas de la época.

Boyer había obtenido esta suma al vender un piso situado en el número siete de la calle Velázquez –en una de las zonas más cotizadas de Madrid–, que había heredado al morir su padre, el ingeniero industrial José Boyer y Ruiz Benayán, fallecido en 1988.

Miguel Boyer y sus millones

Siempre según fuentes de la familia, Miguel Boyer invirtió en la construcción de Villa Meona los 150 millones de pesetas que obtuvo con la venta de la residencia de veraneo que su familia poseía en Irún. El inmueble se vendió por 600 millones de la época: correspondieron 150 millones a cada uno de los cuatro hermanos. Boyer obtuvo otros ingresos con la venta del resto del patrimonio de su familia: un edificio en San Sebastián y los bajos del edificio de la calle Velázquez, esquina con Conde de Aranda, en pleno corazón comercial de Madrid.

El citado diario cita a fuentes de la familia para contar que la mansión de Puerta de Hierro se puso a nombre de Isabel Preysler porque “no resultaba estético” que un político que acababa de salir del Gobierno de Felipe González hiciera ostentación de una vivienda tan lujosa.

“En sus cuentas corrientes sólo hay algunas cantidades muy poco importantes”, señala Boyer Arnedo. “La explicación que me dio Isabel Preysler es que llevaban un tren de vida muy elevado y se gastaron todo el dinero en vida de mi padre”.

De este modo, los bienes sujetos al reparto de la herencia se limitan a algunas piezas del ajuar familiar: libros cuyo valor es meramente sentimental, algunas joyas procedentes de su familia –entre ellas, una botonadura de diamantes– y una colección de obras de arte que incluye piezas de Sorolla, Sotomayor y Villegas.