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Un timo llamado Carmen Borrego y su hijo en DeViernes

Carmen y José María son madre e hijo y está representando la versión más rancia y poco creíble de los coletazos de la familia Pajares. Carmen y Terelu son la versión de outlet de las Tacañonas de los años 90

José María Almoguera, en una imagen de archivo.

José María Almoguera, en una imagen de archivo.Europa Press

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Más de lo mismo. Un capítulo más donde se alarga un chicle y ninguno aporta nada nuevo. Ni la mamá ni el niño. Carmen Borrego anoche volvía a hacer caja con el culebrón que se han montado a tres bandas ella misma, su hermana Terelu y una nueva estrella con poco estrellato, su hijo “el anónimo” José María Almoguera. Y la prima embarazada por las mañanas contando bobadas. Casi una ministra actual con distancia en lo familiar.

El nieto mayor de Teresa Campos hace su aparición televisiva en el programa que presentan Santi Acosta y Beatriz Archidona. Una entrevista grabada y su madre en plató. Y para postre, Terelu Campos de colaboradora con pregunta entre poco interesantes y muy tendenciosas. Una abogado de oficio de las malas. El anuncio de la entrevista promete. Se queda en una ilusión. Nada interesante. De nuevo remover la harína para no hacer migas. Un timo en toda regla. Timo timo timo y no de Tony Leblanc.

La entrevista de José María Almoguera tan sólo tendría un interés mediático desde el mundo del corazón si contase qué pasó para que su custodia y la de su hermana se la adjudicasen a su padre en tiempos donde la custodia exclusiva siempre era para la madre. ¿Qué sucedido o qué se movió su abuela para que la justicia revocase la sentencia y dictase compartida entre el padre y la madre de José María y Carmen? Silencio. El tema no se toca. Carmen sigue estando protegida en una televisión que no es blanca. Es desteñida de un rojo quisquilla. El interés del tema de la custodia trasciende del mundo del colorín. Hay mucho de política y poderes cuando la abuela era un poder importante en los medios de comunicación. Será cuestión de esperar. Cuando no los llame para estas paridas, tendrá que escupir de verdad.

Almoguera cuenta que su infancia fue feliz. Y que su madre fue una buena madre. Palabra De Dios. José María ayer quiso cobrar pero no contó nada. Una castaña pilonga. La audiencia no es ilusa. La Voz en Antena 3 en estricta coincidencia los devoró. El culebrón ya es antiguo y no aportó nada más que desazón y desinterés. Y mucho aburrimiento. Almoguera empieza a ser muy previsible. Madre e hijo dice que se quieren y no se ven. Carmen y José María son madre e hijo y está representando la versión más rancia y poco creíble de los coletazos peores de la familia Pajares. Carmen y Terelu son la versión de outlet de las Tacañonas de los años 90. Las otras al menos tenían gracia. Las de ahora intentan adoctrinar para hacer parné. Con mucha dignidad. Venden hasta lo ajeno.

José María Almoguera quedará en el olvido si no se atreve a contar cosas interesantes vividas en su familia. Y más importante, qué le ha contado su padre de aquellos años donde fue vilipendiado por las mujeres de su vida. Suegra, mujer y cuñada. El padre es un profesional de los medios. Lejos del personaje al que ha llegado Carmen Borrego.

Almoguera estuvo un año en el programa donde trabajaba su madre y dirigía en la sombra, Así es la Vida. Allí no quiso hablar. No le pagaban lo de ayer. En su derecho está. Y la audiencia en el derecho de que le aporten algo diferente a lo ya contado. Por eso la gente se fue a ver La Voz menos los que teníamos la obligación de ver y hoy contar. Una pena. Quizás la semana que viene, Almoguera esté en plató. Una nueva esperanza para que pueda contar cuestiones de interés. La hoja de ruta de este programa que de momento no ha conseguido hacer historia es primero una entrevista en un estudio ajeno, calentar motores, y después en plató. Mucho tiene que cambiar para que interese la semana que viene. De Viernes ayer demostró que es un Sálvame con poca gracia y menos misterio. Lo de anoche tenía tintes de ser un montaje en la familia para hacer caja sin querer hacerse daño. Un poco de maquillaje para volver a aparentar que se llevan bien. Para esto Maite Galdeano que se mete en el fango de la verdad. Un truño en toda regla.

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