Carmen Borrego destrozada y arrastrada por Joaquín Prat

Los límites de la hija menor de Teresa Campos son infinitos. Y su fin está en lo económico. Así lo ha hecho una vez más con el cara a cara con su hijo José María Almoguera con el que no se habla desde hace un año. La hermana de Terelu Campos aceptó volver a encontrarse con su vástago a cambio de dinero. Todo tiene un precio para la familia Campos. Así lo hizo y habrá más partes de estos encuentros hasta que finalmente le paguen el abrazo televisado por mucho dinero.

El presentador del programa Vamos a Ver se lo explicaba con mucha educación pero sin rodeos. Joaquín Prat esta semana ha enfrentado a su colaboradora Carmen Borrego con la mejor semblanza que se le puede hacer. Le vino a decir que se está riendo del público con una situación surrealista que intenta estirar para seguir en el candelero o candelabro mediático y haciendo caja. Borrego es más de candelabro que de candelero. Sus historias ya huelen a cierto tufo. Y podrido. A pasos agigantados cada día es menos creíble.

A medida que transcurren los días, el culebrón de madre e hijo presenta todos los tintes de montaje en toda regla. La extinta directora ha estado diciendo en el último año que el encuentro con su hijo sería en privado. Hasta que ha llegado el talón. Ahora a pantalla partida. Después llegará el momento de no partir pantalla. Es cuestión de números.

El que fuera compañero de Ana Rosa Quintana durante 15 años en las mañanas de Telecinco no ha podido mantener el tipo ante el cuento chino que narra la hija de la fallecida comunicadora María Teresa. Su presencia de "niña bien" en Vamos a Ver clama al cielo. Es la versión outlet de las tramas de los Pajares en los primeros años del siglo XXI. Prat ha estallado ante la doble cara y moral de la mujer que ha puesto su vida en venta. Tan sólo le queda por vender qué paso con su primer matrimonio y los asuntos judiciales. Llegará. Todo llega.