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Silvia Bronchalo se derrumba: sufre en vivo las atrocidades de Daniel Sancho

Esdiario ha tenido acceso al testimonio, gracias a una fuente cercana a la familia, de lo ocurrido tras los muros de la prisión de Koh Samui entre madre e hijo. Pone los pelos de punta.

Silvia Bronchalo, a su llega a la cárcel de Koh Samui.

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La madre de Daniel Sancho, Silvia Bronchalo, ya está en Tailandia y después de 30 horas de interminable viaje no ha querido esperar y ha visitado a su hijo en la prisión de Koh Samui.

Según ha podido saber ESdiario, la madre de Daniel ha llegado al recinto penitenciario acompañada por personal de la Embajada española y ha tenido ciertos privilegios: no ha esperado como el resto de familiares de los reclusos (se puede llegar a esperar más de dos horas antes de poder acceder a prisión) y ha accedido directamente y la visita ha durado mucho más de los 20 minutos reglamentarios, en concreto ha estado con su hijo Daniel por espacio de hora y media.

Pero en el interior de la cárcel Silvia ha podido comprobar las duras condiciones de vida que le esperan a su hijo, autor confeso del crimen de Edwin Arrieta.

Daniel Sancho y Silvia Bronchalo, cara a cara

La madre de Daniel ha podido sentir en sus carnes al asfixiante calor que registra las instalaciones, la insalubridad e incluso un olor desagradable. Ha visto a su hijo cambiando físicamente, sin su característica melena y apagado anímicamente. Se enfrenta, a partir de ahora, a atrocidades diarias.

Pero, tal y como ha podido saber ESdiario de fuentes solventes próximas a la familia Sancho, lo que más ha sobrecogido a Bronchalo enfrentarse a la realidad de no poder tocar a su hijo, no poder darle un beso, no poder darle un abrazo. Porque sí, en este caso el protocolo sí se ha cumplido y un grueso cristal ha separado a madre e hijo, que se han tenido que comunicar a través de un viejo interfono.

Resultado de todo esto, finalmente madre e hijo –pero sobre todo madre- se han derrumbado. Silvia Bronchalo, según las mismas fuentes, ahora descansa en un hotel de la isla, agotada, pero contando las horas de volver a visitar a su hijo en la cárcel porque, a partir de ahora, puede hacerlo a diario aunque ahora no habrá privilegios: visitas familiares de 20 minutos, como el resto de presos.

Y Daniel Sancho ya está a punto de dormir un día más en la cárcel, el día 11, fuera del aislamiento pero en la zona de enfermería con otros 50 reclusos más. Él ha tratado de consolar a su madre, afirmando que estaba bien.

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