Sálvame tras los pasos "empresariales" de Los Bardem: dime de que presumes...
Una cosa es predicar y otra distinta dar ejemplo cuando lo que está en juego es el bolsillo propio. Ha llegado la hora de demostrar que, efectivamente, era un programa de "rojos y maricones"
Ya es una realidad. Formal y oficial. Oficiosa y entre las bambalinas del plató de Sálvame se produjo el pasado 5 de mayo cuando se anunciaba a través de prensa que finalizaba el programa de de las tardes vespertinas de Telecinco y noches del viernes o sábado.
Los trabajadores de La Fábrica de la Tele han recibido en las últimas horas la fórmula que utilizará la empresa para su despido. La empresa de Adrián Madrid y Óscar Cornejo opta por el ERE (Expediente de Regulación de Empleo). Es menos costoso y es lo que marca la ley.
Los trabajadores de Sálvame: una diferencia de mucha pasta entre un despido u otro
El despido colectivo lleva aparejado un ERE. Esto es lo que marca la ley. El empresario no puede traspasar el mínimo. El máximo depende de la voluntad de los empresarios. Esto es otro cantar. Los trabajadores en las últimas semanas contaban con la esperanza de ser despedidos de forma improcedente. La diferencia es sustancial. De manera improcedente son 33 días por año trabajado. Y con el ERE y alegando modificación de condiciones estructurales de la empresa, el trabajador se "marcha" con 20 días por año trabajado. La diferencia es mucha pasta en perjuicio del trabajador.
Con el ERE, hay un plazo de 30 días para que los empresarios comuniquen a los sindicatos qué trabajadores se marchan y cuáles son las condiciones que se les ofrecen. Muchos están con los dedos cruzados y rezando a la Virgen de la Capilla de la Complutense. Otras "trabajadoras" a esta Virgen le enseñaron los senos como síntoma de progresismo. Fue Rita Maestre. Más allá de este guiño a la historia reciente de nuestro Madrid "progresista" y de nuevo en la oposición política, regresamos a la actualidad mediática.
Los sindicatos serán los que representen a los trabajadores y "aprieten" a los empresarios. Esta es la teoría. Otra cosa es la praxis. A veces no coincide. Muchas veces no deambulan por la misma acera. Se acercan más al empresario. Intereses compartidos.
La Fábrica de la Tele tiene que demostrar ahora todo aquello de lo que presumía
Ahora es el momento de que demuestre La Fábrica de la Tele que su producto estrella es un programa "de rojos y maricones" como presumía hace no tanto. Aquello fue el principio del fin.
Los espectadores son de muchas clases, colores, ideologías y sexualidades. Lo de maricones lo dejamos de lado. Es parte privada y cada uno hace lo que quiere y puede. Y cuenta lo que desea. Lo de los rojos es otro cantar. Es el momento de que los empresarios demuestren y ejecuten sus ideales y hagan callar muchas bocas ofreciendo a sus trabajadores lo que han conseguido de uno de sus formatos líder de audiencia durante 14 años.
120 trabajadores anónimos que han dado su mayor talento por un empresa que se ha hecho multimillonaria. 33 días por año trabajado para la cúpula es un grano en el desierto. Ahora es el momento de que el rojismo no se quede una pancarta y sea una realidad lo aireado a los cuatro vientos en los momentos políticos de Sálvame cuando se atacaba al caciquismo de los señoritos de la derecha española. Todo presunto, claro. Hasta sus pancartas.
Los Bardem y su doble vara de medir
Esta historia trae recuerdos de la prensa del corazón. Hace 11, nuestro país fue testigo de como la familia Bardem protagonizaba la pancarta de la manifestación en contra de una Ley laboral de Mariano Rajoy. De 45 días por año trabajado a 33.
En la protesta estaban los hijos de la desaparecida Pilar Bardem. Tiempo después, el bar de tapeo que poseía parte de la familia en la calle Barbieri de Madrid y en pleno barrio de Chueca, tiene que cerrar. En aquel momento, los trabajadores protestan. El despido se realiza según la ley Rajoy. No se conceden 45 días por año trabajado sino 33. Al tocar el bolsillo, la ley de Rajoy empezaba a ser buena. Una cosa es aparentar y otra defender con su propio bolsillo. La teoría y la práctica volvieron a ser incongruentes. Algunos trabajadores de La Fábrica de la Tele miran con deseo si el presente recordará al pasado de hace 11 años. Pocas esperanzas entre sus trabajadores.