Cinco usos médicos del Bótox que ayudan a mejorar tu calidad de vida
Ahora que llega el verano ¿sabías que el famoso Bótox también sirve para acabar con los bochornosos cercos de humedad en las axilas?
Lo primero que nos advierte durante la entrevista el neurólogo Antonio Yusta Izquierdo, autor de la Guía de preguntas frecuentes sobre la toxina botulínica, es que hay que ser precisos a la hora de llamar a las cosas por su nombre. El comúnmente denominado Bótox es en realidad una de las marcas comerciales que se emplea para el uso cosmético de la toxina botulínica que sirve para mucho más que para rejuvenecer la piel.
Su trabajo como colaborador de la Asociación Convives con Espasticidad corrobora que el uso de la toxina ayuda a mejorar la calidad de vida de los pacientes en hasta 50 patologías distintas. No asegura su curación pero alivia los síntomas en los casos de espasticidad, parálisis cerebral infantil, vejiga hiperactiva, estrabismo, sudoracion o salivacion excesivas y cefaleas tensionales crónicas, entre muchos otros.
La toxina botulínica está producida por una bacteria y hay que purificarla previamente en un laboratorio para evitar su alta toxicidad. Ingerida o mal aplicada puede provocar una intoxicación del sistema nervioso que puede llegar a ser mortal, de ahí la importancia de que nos la aplique un médico y siempre con un tratamiento individualizado y personalizado.
Cada persona reacciona de una manera a sus efectos, por tanto, adaptar la dosis y la frecuencia con la que se aplica, mínimo cada tres meses, es determinante para el éxito del tratamiento. Abusar de la toxina botulínica significa exponernos a que nuestro cuerpo genere anticuerpos que nos hagan inmunes a sus efectos.
Pero...¿cuáles son los usos más habituales de la toxina botulínica en la medicina?
1. Estrabismo
Los primeros usos de esta sustancia en el ámbito de la medicina fueron para solucionar esta desviación de la línea visual. Lo que no se esperaban los médicos era que un efecto secundario, como la paralización de los músculos de la frente, provocara una auténtica revolución en el campo de la medicina estética.
2. Espasticidad
Quizás esta sea la aplicación más común tras su uso en la cosmética facial. La espasticidad es un síntoma de algunas enfermedades neurológicas que obliga a los músculos de las extremidades a estar contraídos permanentemente causando dolor e imposibilitando en muchos casos acciones como caminar. El tratamiento con la toxina botulínica ayuda a que los nervios que mantienen en tensión al músculo se relajen. Su aplicación es sencilla, con pocos efectos secundarios y no interfiere en la acción de otros fármacos, por eso es una alternativa útil para las más de 300.000 personas que padecen esta patología en nuestro país.
3. Vejiga hiperactiva
Este trastorno provoca la necesidad de ir al baño cada muy poco tiempo, algo que durante la noche.afecta a la calidad del sueño de las personas que lo sufren. Una intervención con esta toxina en el músculo detrusor de la vejiga asegura al paciente entre 6 y 8 meses de alivio a partir de la primera semana de tratamiento.
4. Sudoración excesiva
Inyectada en zonas como las axilas o las palmas de manos y pies, la toxina botulínica paraliza la actividad de las glándulas sudoríparas evitando la reaparición del sudor. La recomendación es que se haga 30 días antes de los meses de más calor para evitar los perjuicios sociales que genera esta alteración.
5. Cefaleas tensionales crónicas
Los pacientes que sufren dolor de cabeza durante más de diez o quince días al mes y que no mejoran con los fármacos, pueden aliviar el dolor neofascial, es decir, el localizado en un músculo, con una sola aplicación de la toxina. La mejoría aparecerá a partir de la segunda o tercera semana alcanzando su máxima efectividad al cabo de un mes.