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7 vestidos míticos (y carísimos) que traspasaron la gran pantalla

El cine ha conseguido que algunas películas sean recordadas, entre otras cosas, por los vestidos que lucieron sus protagonistas y que crearon tendencia en su momento

7 vestidos míticos (y carísimos) que traspasaron la gran pantalla

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La historia del cine está marcada por grandes películas, actores inolvidables, talentosos directores y bandas sonoras que todo el mundo reconoce, pero también por algunos vestidos que se han convertido en auténticos fetiches para los cinéfilos y por los que los coleccionistas llegan a pagar auténticas fortunas. Recordamos unos cuantos:


Marilyn Monroe


Si hablamos de vestidos y de Marilyn, lo primero que se nos viene a la cabeza es la famosísima escena sobre una rejilla de ventilación del metro de la película La tentación vive arriba (1955). Monroe llevaba un precioso vestido blanco creación de Bill Travilla, que ha sido copiado en numerosas ocasiones; tantas, que el propio Travilla terminó odiándolo. En 2011 fue subastado por 3,2 millones de euros, lo que hace que, hoy en día sea considerado el más caro de la historia del cine.


El vestido blanco no fue el único que la actriz más sexy de todos los tiempos consiguió elevar a los altares de los amantes de la moda. Este otro, largo en satén fucsia y con escote palabra de honor, con el que interpretaba la canción Diamonds are a girl's best friend en Los caballeros las prefieren rubias (1953) también fue subastado en 2010 por 256.000 euros.


Rita Hayworth

Los años 40 y 50 estuvieron marcados por este vestido de la película Gilda (1946) diseñado por Jean Louis, director de vestuario de la productora Columbia Pictures en aquella época. Al igual que el anterior de Monroe, este también estaba confeccionado en satén, en este caso negro, y con escote palabra de honor. La actriz lo llevaba mientras cantaba Put de blame on Me y lo acompañaba de unos largos guantes de seda y de unos movimientos tan sensuales que en nuestro país la escena fue censurada, dando lugar al mito del "striptease" aunque la verdad es que la actriz nunca fue más allá de quitarse uno de los dos guantes


Audrey Hepburn


Foto: Pandora Magazine

Hubert de Givenchy era el modisto de cabecera de la actriz y fue el encargado de diseñar este delicioso vestido para la película Desayuno con diamantes (1961) que en 2006 fue subastado en Christie's por 750.000 euros. Fue un comprador anónimo el que pujó por él y lo hizo por teléfono.


Foto:Pinterest

My fair lady también ha pasado a la historia gracias a su vestuario. El vestido de encaje blanco y lazos negros con el que Eliza Doolittle sorprende a la alta sociedad británica en su primera aparición en las carreras de Ascot fue un diseño de Cecil Beaton, y no hay duda de que contribuyó a que el diseñador ganase con esta película su tercer Oscar al mejor vestuario. En 2011 se vendió por la increíble cantidad de 3,7 millones de dólares


Vivien Leigh

Foto:Pinterest

Este vestido verde de "Lo que el viento se llevó" que se suponía que Scarlet se había hecho con unos cortinones, fue un diseño de Walter Plunkett, cuyo trabajo le valió una nominación a los Oscar. Estaba confeccionado en terciopelo en dos tonos de verde y llevaba un cinturón dorado imitando los cordones de las cortinas. La creación de este modelo no fue fácil, ya que además de hacer juego con el color de ojos de Vivien Leigh tenía que dar la impresión de haber estado expuesto al polvo y al sol , como correspondería a las cortinas de una habitación. Actualmente este vestido está expuesto en la Universidad de Texas


Julia Roberts

Aunque es más actual, es difícil olvidarse del vestido rojo que transforma al personaje de Julia Roberts en Pretty Woman en una auténtica princesa. Fue diseñado por la estilista de la película, Marilyn Vance, con escote en uve, un recogido en la parte delantera a la altura de la cintura y mangas caídas que daban un gran protagonismo al fabuloso collar de diamantes al dejar los hombros de la ex prostituta Vivina Ward al descubierto. Su creadora tuvo que convencer al director de la cinta para que el vestido, que en principio iba a ser negro, terminase siendo rojo.