Así es el lujoso ático neoyorkino que los Trump cambiarán por la Casa Blanca
Acceder a él es todo un privilegio porque el magnate cuida mucho sus visitas. Los pocos elegidos que entran en su casa lo hacen con un calzado especial para no dañar el exclusivo suelo.
La vivienda se encuentra en el último piso de la conocidísima torre Trump situada en el 725 de la Quinta Avenida, en pleno centro de Manhattan; un rascacielos residencial de 58 pisos que figura entre los cien edificios más altos de Nueva York y representa el éxito inmobiliario de la familia Trump a lo largo de las últimas décadas.
La vivienda destaca por el oro y los diamantes que recubren la puerta de entrada de esta casa donde habitualmente residen el aspirante a la presidencia de los EEUU y su esposa, Melania Trump, cuando no están fuera de la ciudad por negocios, por placer o haciendo campaña
El súper lujo se aprecia nada más atravesar esa puerta y es inevitable que, por su exceso, nos recuerde a una versión neoyorkina del Palacio de Versalles. Ángeles dorados, frescos en los techos, candelabros, alfombras interminables, muebles de estilo... todo un ejemplo de lo que no es decoración minimalista.
La residencia cuenta con una sala llena de espejos y en uno de sus salones hay una fuente de interior de marmol que hace las delicias de las visitas por lo especial de su localización.
Una de las normas del matrimonio Trump es la que obliga a los invitados a utilizar unos zapatos especiales para acceder a la casa. Los anfitriones los facilitan con total naturalidad para proteger el material con el que está construido el suelo.
Los espacios comunes del edificio están cubiertos de mármol rosa e incluyen un vestíbulo y un atrio de tres pisos de altura con una cascada. Actualmente el edificio, que también alberga las oficinas del magnate, está valorado en 318 millones de dólares,
El último en mudarse al edificio ha sido el futbolista Cristiano Ronaldo, que el pasado verano adquirió un apartamento por 21 millones de dólares. La familia real saudí también pasa allí largas temporadas en casa del príncipe Mutaib bin Abdulaziz Al Saud.
Evidentemente, esta no es la única residencia que posee el candidato republicano. Entre las muchas que forman parte del patrimonio de Trump destaca también la que tiene en Palm Beach, con 58 habitaciones, 33 baños, una docena de chimeneas y de nuevo un interiorismo, como se puede apreciar en la fotografía inferior, muy del gusto barroco de este peculiar magnate reconvertido ahora en político