¡Atención!: 7 cosas que arruinan tu suelo pélvico y que seguramente haces
Descuidar nuestro suelo pélvico nos provocará pérdidas de orina y problemas sexuales, y lo malo es que lo maltratamos a diario
A partir de una determinada edad todas nos preocupamos de nuestro suelo pélvico porque con los años va perdiendo elasticidad, pero lo cierto es que deberíamos empezar a cuidarlo mucho antes de que aparezcan los problemas. Y es que estamos hablando de la musculatura que sujeta nuestro aparato reproductor y digestivo, además de proporcionarnos unas relaciones sexuales satisfactorias.
Hoy en día hay muchos ejercicios médicamente probados que nos van a ayudar a que nuestro suelo pélvico se mantenga en su sitio, e incluso a recuperar su tono y elasticidad, pero de poco nos van a servir si incurrimos en malas prácticas que lejos de ayudar harán que en el mejor de los casos esos ejercicios no tengan el resultado deseado, y en el peor, que se deteriore antes de tiempo
¿Quieres saber cuáles son las 7 cosas que solemos hacer y que arruinan tu suelo pélvico? Toma nota:
1- Aguantar las ganas de miccionar
¿Cuántas veces has tenido ganas de ir al baño y sin embargo te has aguantado aunque no tuvieras necesidad de hacerlo?. Seguramente muchas. Llenar nuestra vejiga hasta el límite y sin ninguna razón provoca un aumento de su peso y volumen que sobrecarga la musculatura que la sujeta haciendo que esta, poco a poco, vaya cediendo. A partir de ahora, ve al baño todas las veces que sean necesarias y es muy posible que ahorres mucho dinero en compresas para pérdidas de orina.
2- Sedentarismo
Podría parecer lo contrario, pero permanecer muchas horas sentadas no solo no le ahorra trabajo a nuestro suelo pélvico sino que lo debilita. Además, no nos engañemos, es muy difícil mantener durante horas una postura correcta con la espalda recta. Lo normal es que terminemos apoyando el peso del torso en el abdomen que a su vez, estará empujando hacia abajo nuestras vísceras con el resultado que ya nos podemos imaginar
2- Defecar sentada
Suponemos que no estás dispuesta a cambiar la taza de tu inodoro por uno de aquellos antiguos retretes de huellas, pero lo cierto es que el ser humano no está hecho para defecar sentado sino en cuclillas, que es la manera en que el intestino grueso facilita la expulsión de las heces. la solución es tan sencilla como apoyar los pies en un pequeño escabel ( si no lo tienes prueba con una pila de libros o con una caja ) de manera que tus rodillas queden al menos a la altura de la cintura. Esta postura, aparte de cuidar tu suelo pélvico, te facilitará mucho la tarea.
4- Embarazos
El peso del feto en el vientre materno es sin duda uno de los principales factores de riesgo, y eso no se puede evitar si quieres ser madre. Para minimizar el efecto negativo, no aumentes de peso por encima de lo recomendado por el médico y aprovecha para estar tumbada siempre que vayas a pasar mucho rato quieta, por ejemplo viendo la tele.
5- Algunos deportes
No siempre el deporte está recomendado, sobre todo si hablamos de deportes que nos obligan a impactar constantemente contra el suelo. Descarta el running, el tenis, el voleibol y el paddle y apuesta por la natación, el remo o el golf. Además es muy recomendable hacer ejercicios hipopresivos tanto para prevenir como fortalecer un suelo pélvico debilitado, aunque cuidado: si estás embarazada están desaconsejados. En ese caso, déjalos para después del parto
6- Poca fibra
Una dieta rica en fibra ( legumbres, cereales integrales, fruta y verdura) y en agua evitarán que vayamos estreñidas, que es otra de las causas probadas que nos dejan la musculatura pélvica hecha unos zorros. Cada vez que hacemos fuerza, estamos sobrecargando nuestro suelo pélvico y por lo tanto, lo estamos cediendo. Con el paso del tiempo, todos nuestros músculos tardan más en recuperar su elasticidad, así que si los sobrecargamos siempre en la misma dirección terminarán por perder firmeza, lo que repercute también en nuestras relaciones sexuales.
7- Actuar tarde.
Si has llegado a la menopausia y/o si notas que cada vez que estornudas, toses o te ríes con ganas se te escapan unas gotitas, no esperes más y ponte manos a la obra. Cada día que pasa es importante para poder atajar el problema. No olvides que una relajación excesiva del suelo pélvico puede derivar en un prolapso, o lo que es lo mismo, en una descenso de uno o más órganos como la vejiga o la uretra que pueden llegar , en sus casos más graves, a asomar por la vagina y requerir una intervención quirúrgica. Reconocerás que el riesgo no merece la pena.