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¿Sabes cuántos vasos de agua hay que beber realmente al día?

La mayoría tomamos por buena la afirmación de que con ocho es suficiente pero los expertos dicen que eso no es del todo cierto. Te explicamos cuánta agua tienes que ingerir según tu peso.

Dejar que nuestro cuerpo pase sed es un mal hábito.

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No solo somos lo que comemos, sino también, lo que bebemos. Un 60% del cuerpo de una persona adulta está formado por agua que debe ser respuesta continuamente ya que la actividad de nuestro organismo la consume sin darnos cuenta. La correcta función linfática, la regulación térmica y el transporte de residuos dependen de este componente que es tan vital para nosotros como el oxígeno. Es más: no beber lo suficiente es uno de los factores que ayudan a que almacenemos grasa abdominal, que no solo es antiestética sino que además nos hace más proclives a las enfermedades cardiovasculares.


Según la Agencia Europa de la Salud la cantidad de agua necesaria para sobrellevar el día a día de manera saludable depende de la edad, el peso y el sexo de cada persona. En líneas generales, las mujeres adultas deben beber dos litros de agua mientras que en los hombres esta cantidad se incrementa medio litro más. Las embarazadas y las madres lactantes deben sumar entre 300 y 700 mililitros más de agua a su rutina porque los esfuerzos de su cuerpo en este periodo tan especial son aún mayores.


La norma más aplicada entre los expertos es sencilla: divide tu peso entre siete y el resultado serán los vasos de agua que debes beber al día. La presidenta de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), Carmen Pérez-Rodrigo, advierte además que "si se realiza ejercicio intenso y en épocas de calor, o si se padece alguna enfermedad, hay que aumentar aún más su consumo a través de infusiones ligeras, sopas o bebidas bajas en calorías".


Dejar que nuestro cuerpo pase sed es un hábito muy peligroso. Sentir fatiga, sequedad en los labios y en la piel o tener una orina fuerte y oscura son indicios de que a nuestros órganos les falta hidratación y eso, a la larga, puede pasar factura en el rendimiento de la memoria y la concentración, además de afectar a la capacidad muscular, a la salud de nuestra piel y al correcto funcionamiento de nuestros riñones.

Lo ideal es tomar la cantidad justa y repartirla de forma óptima a lo largo del día. El consumo excesivo tampoco aporta ningún beneficio demostrado, así que no te obsesiones: haz tus cálculos y convierte el agua en tu mejor aliado de belleza y bienestar.