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Évole enmudece tras una acusación de abusos sexuales en la gimnasia española

"Salvados" abordaba el tema de los menores de edad que sufrieron agresiones. El invitado principal era el pianista James Rhodes, pero la gimnasta Gloria Viseras estremecía a la audiencia.

Un momento del crudo programa de anoche en La Sexta.

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Había cierto expectación por la nueva emisión del programa de Jordi Évole en La Sexta tras el revuelo de la pasada semana con su programa sobre Mercadona. El periodista catalán abordaba en esta ocasión la cruda realidad de los abusos sexuales en la infancia y para ello dos personas conocidas hablaron sin pelos en la lengua de los abusos sufridos. Dos vidas rotas y dos relatos estremecedores que en ocasiones enmudecieron al locuaz presentador de Salvados.

Évole entrevistaba a la gimnasta española Gloria Viseras, que relataba los abusos sufridos obra de su entrenador (no mencionó su nombre pero se trata del exseleccionador español, Jesús Carballo). "Empezaron los abusos, abusó de mi confianza y de mi inocencia y me rompió. Duró de los 12 a los 15 años y pasé a ser una niña huraña y llorosa, me pasé el día llorando. Cuando estaba abusando de mí visualizaba mi ejercicio de suelo y hacía que la música sonara muy alto en mi cabeza".

Vea un estricto de la entrevista pinchando aquí.

"No lo conté a nadie hasta hace cuatro o cinco años. Es más fácil poner una sonrisa y decir que estoy cansada". "Siempre he pensado que era un bicho raro: bulimia, falta de autoestima, pensamientos suicidas, pesadillas que sigo teniendo muchas veces, me arrancaba el pelo... No me he cortado ni me he drogado ni he bebido alcohol, pero me corté el pelo como un chico para ser fea", añadía en un más que dramático relato.

"Tengo agujeros de memoria, hay veces que no me acuerdo de temporadas completas o de un viaje y lo he achacado a que entrenaba la memoria para olvidar, pero siempre hay algo que te lo recuerda. Y luego me he dado cuenta de que otras niñas, ahora ya mujeres, lo sufrieron después que yo, y lo sufrieron porque yo no fui capaz de contarlo", explicaba en uno de los momentos más duros del programa de la segunda cadena de Atresmedia.

Unos hechos sin duda, que vuelven a golpear el deporte español. Pero el programa también contaba con la presencia del pianista James Rhodes con un relato similar, muy crudo y un testimonio que pretende, como dice, "cambiar la situación de aquellos que no tienen voz, de los que no tienen a nadie con quien hablar". "Cuando era pequeño mi vida era difícil, el mundo parecía y sigue siendo peligroso y hostil y un lugar muy solitario. El miedo es fruto de la soledad y el agotamiento. Es muy difícil hablar de ello, te sientes muy expuesto, aún siento vergüenza", decía.

"Los medios usan palabras que no tienen suficiente peso para hablar de esto. Tienes un hombre de 45 años alto y grande que con 6 años te empuja contra el suelo y te folla hasta el punto de romperte la espalda y hacerte añicos la columna, la palabra abuso se queda corta", explicaba con crudeza para detallar que "me pidió que me quedara después de la clase de boxeo, cerró la puerta con llave y fue la primera vez que me violó. No fue nada amable, se convirtió en un monstruo, violento y agresivo. Supuso todo un golpe para mí. El cambio fue tan intenso que no he vuelto a ser el mismo. Lo peor fue lo que pasó después porque tienes que actuar como si no hubiese pasado nada y te sientes fatal porque de alguna manera te hace cómplice, acabas encubriendo lo que ha hecho", declaraba.

Tienes un hombre de 45 años que con 6 años te empuja contra el suelo y te folla hasta el punto de romperte la espalda y hacerte añicos la columna, la palabra abuso se queda corta

Sobre sus sentimientos de entonces contaba que le "daba pavor lo que pudiera pasar si hablaba, resultaba mucho más sencillo esconderlo y seguir hacia delante como si nada hubiera pasado. Los pedófilos siempre dicen que si hablas te ocurrirán cosas horribles y cuando le repites eso a un niño de seis años, que le matarás, acaba creyéndoselo. Pero al final pensé que él tendría acceso a otros niños, no pude guardármelo más, fui a la policía y me interrogaron cuatro horas, todo muy gráfico para acabar diciéndome que no podían encontrarlo".

Y más duras aún son las consecuencias: "la gente piensa que cuando acaba el acto físico del abuso puedes olvidarte de todo, pero es una jodida mentira, no funciona así, algunas heridas funcionan como si fueras un minusválido, tienes que aprender a vivir con ellas. Las consecuencias más graves son la vergüenza y el odio a mí mismo, las voces en mi cabeza incesantes, los diagnósticos de TOC, depresión, anorexia, daños autoinfligidos, abuso de drogas y alcohol, promiscuidad...".

Rhodes años después se casaba y tuvo un hijo pero no estaba curado, tuvo tentaciones de suicidio y acabó en un psiquiátrico. "Mucha gente me dice que necesito perdonar a la persona que me hizo esto. Pues no. Que le jodan. No quiero perdonarlo. A veces es bueno estar enfadado, la ira es un buen impulso para ser más productivo", sentenciaba.

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