Nadie fue tan malo para preguntar dónde estaba Letizia en la fiesta de disfraces

Mucho se ha hablado estos días de la presencia de Felipe VI e Iñaki Urdangarin en la fiesta de disfraces de Pablo de Grecia y Marie Chantal. Emilia Landaluce en El Mundo echa mano de la ironía para abordar el asunto y señala que "la prensa no ha tardado en especular sobre el encuentro del Rey y su cuñado". Según los testigos: "Fue distante. No los vi conversar en ningún momento de la noche. El señor Urdangarin permaneció pegado a su mujer" ¿Y Felipe VI? "Encantador. Habló con todo el mundo". (Por cierto: nadie ha sido tan malo como para preguntar dónde estaba Letizia)".

Para Landaluce "las precauciones del Monarca son lógicas, considerando el cirio que le montaron al fiscal Moix por saludarse con Ignacio González cuando los dos coincidieron en Madrid. Es fácil imaginar que un pensamiento similar -el qué dirán es tan común- cruzó la mente de Felipe VI en la conmemoración de los 40 años de Democracia. Seguro que ese temor -aunque ni Corinna ni nada deberían hacernos olvidar que Don Juan Carlos fue el hombre que hizo posible la Transición- pesó al Rey bastante más que el protocolo".

A su juicio, "Don Felipe no debería temer saludar a su hermana (inocente, por cierto) para contentar sólo a los que recuerdan que un rey sólo es el descendiente del soldado que llegó primero. En la fiesta de su primo, Felipe VI tenía que haberse puesto un traje de jamón (gamón del barato para no dar que hablar) como Lady Gaga. Esa España sí parece dentro de él".