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Otegi no contó a Évole qué hizo para evitar el asesinato de Miguel Ángel Blanco

Rubén Amon termina de fulminar la imagen blanqueada que el dirigente abertzale intenta dar de sí mismo desde que dejó la cárcel y le pone la puntilla en un demoledor artículo para "El País".

Otegi no contó a Évole qué hizo para evitar el asesinato de Miguel Ángel Blanco

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En el 20 aniversario del terrible asesinato de Miguel Ángel Blanco no son pocos los que han fijado la mirada en Arnaldo Otegi. Sin ir más lejos, este miércoles Rubén Amon escribe un artículo demoledor en El País contra el dirigente proetarra que le deja a los pies de los caballos: Blanco, en la fosa; Otegi, en la playa.

Según Amon, todos "sabemos dónde estábamos el 12 de julio. También lo sabe Arnaldo Otegi. Porque se encontraba en la playa. Disfrutaba con la familia un día de sol y de mar. “Joder, es que no sabía que iban a matarlo ese día”, objetaba Otegi en la entrevista que concedió a Jordi Évole después de salir de prisión. ¿Y qué hizo él para evitarlo? ¿Ese día o cualquier otro? A Miguel Ángel Blanco lo mató despiadada y técnicamente el etarra Txapote, pero fue un crimen coral al que no puede sustraerse Otegi".

Con una ironía heladora, el periodista espeta a Otegi: "Resulta que debemos agradecer a Arnaldo que nos haya perdonado la vida a los demás. Y que haya abjurado del terrorismo, aunque sea, considerándolo un argumento precursor, necesario y hasta heroico en el camino de la independencia. Otegi habría asumido el tormento carcelario como el sacrificio por la libertad del pueblo. Y habría comprendido en prisión que su martirio de salón abriría el sendero hacia la independencia. Y que Miguel Ángel Blanco habría sido al cabo un episodio más de la trama libertaria, un crimen instrumental que ahora se evoca celebrando el poder institucional, rindiendo homenaje a los terroristas o resucitando los espectros de Alsasua. La paz de los sepulcros, escribía Schiller. Esa ha sido la contribución de ETA a la convivencia. Y ahora que la prisión ha hecho de Arnaldo un hombre nuevo, dignificado en él la aspiración al trono de lehendakari, tiene sentido que sus partidarios se hayan tatuado su número de preso como parodia de Mandela. Pero mejor que se lo tatúen en la nuca".

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