"El País" destroza a Colau y Puigdemont por cobardes en un editorial demoledor
Los antisistema amenazan con acabar con la "gallina de los huevos de oro" de Cataluña ante el silencio cobarde del presidente de la Generalitat. El diario de Prisa le lanza esta advertencia.
La sistemática campaña de acoso y agresiones al sector turístico en Cataluña, ampliada en las últimas horas a Baleares, ha puesto a la CUP y a sus acólitos de Arran, en el disparadero. Pero lo que más ha llamado la atención en las últimas horas ha sido el silencio del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Y más cuando el turismo es la mayor fuente de ingresos para las arcas catalanas.
Por ello, el diario El País dedica este viernes su principal editorial a este asunto. "Los actos de intimidación contra los turistas en Barcelona o los ataques a siete hoteles de la capital catalana constituyen un ejercicio de matonismo inaceptable; la primera obligación de los Ayuntamientos implicados en esta campaña de violencia, desatada contra los supuestos excesos de la afluencia turística, debe ser la de cortar de raíz el fenómeno, actuar con firmeza con medidas administrativas y de seguridad y, por supuesto, participar activamente en las denuncias que presenten las empresas afectadas", asegura el rotativo de Prisa.
"No es casual -añade- que el matonismo contra los turistas aflore cuando desde las instituciones catalanas más próximas al independentismo se practica un desprecio creciente por la ley, se cultiva el enfrentamiento entre legitimidades reales o ficticias y se proclama el cumplimiento de objetivos políticos -en este caso, la independencia- “a cualquier precio”. El desdén por la legalidad es el primer paso para dar por buenas la coacción y la violencia".
"La industria turística de varios países ha pagado con la desaparición las consecuencias de la inestabilidad y el desorden en las calles. Así pues, está más que justificada la alarma de los empresarios turísticos, no sólo por la multiplicación de actos vandálicos sino por la indiferencia mostrada por las Administraciones públicas regionales", concluye El País.