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Jaime González descubre por qué, efectivamente, el Barcelona es más que un club

Por si alguien tenía alguna de lo que pasó este domingo en el Camp Nou o andaba despistado con las verdaderas intenciones del independentismo, hay que mirar más allá del referéndum ilegal.

El FC Barcelona-Las Palmas se jugó a puerta cerrada.

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La resaca del referéndum ilegal copa de manera casi exclusiva los análisis de este lunes en la prensa y Jaime González ha querido ir un poco más allá en su columna de ABC porque "a estas alturas parece claro que el objetivo del independentismo catalán es romper el orden constitucional vigente y que el referéndum ilegal del 1-O era el medio o la excusa para lograr su fin".

Es por eso, que considera que "por eso no merece la pena insistir en lo obvio y subrayar el carácter ilegal de la convocatoria fraudulenta. Me interesa más reflexionar sobre la estrategia impulsada por el secesionismo y valorar si lo vivido en las últimas horas le ha servido de mucho".

En su opinión "si lo que pretende el independentismo es romper el orden constitucional, convendrán ustedes que imcumplir la ley no les preocupe en absoluto. Todo lo contrario. Su plan se basa en eso: en quitarse el corsé del Estado de Derecho y desligarse de España pasando por encima de su ordenamiento jurídico. Y si además le sirve para dejarse ver por el mundo, mucho mejor. Impagable la imagen del Barça jugando a puerta cerrada. Esta claro que es mucho más que un club: es el régimen mismo en pantalones cortos".

Para González "que el referéndum no se podía celebrar lo sabía el independentismo desde el mismo momento que lo convocó. Y lo hizo precisamente por eso. Porque el nacionalismo catalán se alimenta de la ilegalidad de sus actos. Huye de los razonamientos jurídicos y la Constitución española le sirve de coartada para reforzar su victimismo. Es Goliath contra David. La Policía y la Guardia Civil contra ancianitas y niños".

Y "por eso ha hecho de la ilegalidad del referéndum un instrumento de provocación recurrente y traspasado todas las líneas rojas. Se trata de romper el tablero de la política española en connivencia con esa izquierda radical que también pretende quebrar el orden constitucional vigente".

Esto ha destapado a otros políticos con "una alianza de intereses que quedó meridianamente clara con el papel jugado por Ada Colau y las valoraciones que hicieron Pablo Iglesias y otros dirigentes de Podemos. La retroalimentación entre el independentismo y la izquierda extrema es una realidad empírica que coloca al PSOE en una disyuntiva colosal".

Conclusión: "Esto no va del juego del ratón y el gato sino de la continuidad de la democracia española. Que por una elemental cuestión de proporcionalidad es más importante que seguir haciendo equilibrios. Que se abran todas las puertas al diálogo pero no a quienes han hecho de la ilegalidad un negocio político.