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El corresponsal de New York Times amigo de Junqueras recibe una cura de humildad

La bochornosa postura de algunos medios anglosajones en torno al conflicto catalán dando por buenas las mentiras del independentismo desde su presunta superioridad les ha explotado encima.

Raphael Minder en un programa de TV3.

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Desde que comenzó a recrudecerse el conflicto catalán a raíz del referéndum ilegal del 1-O no han sido pocos los medios anglosajones que se han "tragado" las mentiras del independentismo sin siquiera verificarlas. Motivo por el que más de uno ha tenido que pedir perdón.

Papel especialmente relevante en este sentido han tenido el New York Times y su corresponsal en España, Raphael Minder, con artículos y editoriales demoledores totalmente sesgados a favor de los que hasta ahora se han estado saltando la ley a la torera y sirviendo de altavoz de sus fantasías. La última ha sido "colar" una columna de Oriol Junqueras como "vicepresidente de la Generalitat" este mismo miércoles, motivo por el que han tenido que volver a pedir perdón rectificando por un "vicepresidente depuesto de Cataluña".

Con estas trazas, este jueves José I. Torreblanca tira de ironía en El País para pulverizar este "insufrible sentimiento de superioridad anglosajón que venimos sufriendo desde el 1-O" asestando una buena cura de humildad a Minder y sus compañeros defensores de los ilegales catalanes.

En una versión sarcástica de lo que está pasando fuera de nuestras fronteras, Torreblanca se mofa con un "pobres españoles, con lo que ellos nos querían. Nuestra cultura, nuestra Guerra Civil, nuestros toros, flamenco y paellas y, por fin, nuestra transición a la democracia, donde les demostramos que sabíamos dejar de matarnos los unos a los otros. Qué simpáticos éramos".

Por eso señala que ahora "andan desolados. Lloran por las esquinas editoriales y en sus columnas de opinión la enorme decepción que les causa que no hayamos sabido plegarnos al chantaje nacional-populista de Puigdemont y compañía, que queramos defender nuestra Constitución como ellos defienden —por cierto, ferozmente y si es necesario invadiendo países— la suya".

Según Torreblanca, "su fino detector de nacionalismo castellano tardofranquista ha provocado que salten todas las alarmas y que se apresuren a darnos consejos y palmaditas en el hombro. Tan penoso que recuerda cuando escribían sobre ETA refiriéndose a los “separatistas vascos”. Nos querían y admiraban tanto... que nos dejaban solos ante el peligro. Como ahora. Pero por nuestro bien, claro".

Se queja de ese "tono condescendiente con el que peroran sobre nuestra joven democracia, sus supuestos problemas para asimilar el franquismo y, otra vez, la matraca racista sobre el carácter temperamental de los españoles".

Y acaba asestando un duro y amargo trago de cruda realidad recordando que los dos países que nos critican "se han suicidado en el último año a la vista de todo el mundo en un grosero realitypopulista protagonizado por las derechas más rancias, los políticos más mediocres y los medios más mentirosos, todos aliados para llevar a un payaso corrupto como Trump al poder y provocar un disparate tan descomunal como el Brexit, del que ni ellos mismos saben cómo salir. Ejemplar".

Por eso, con no poca sorna, concluye con un "sentimos haberos decepcionado. Pero a lo mejor es que nos hemos hecho mayores y nos hemos cansado de lecciones".

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