Otro palo para Telecinco: el Gobierno reacciona y denuncia a Gran Hermano
El Instituto de la Mujer denuncia que el modelo televisivo de Mediaset se reitera en “actitudes sexistas y vejatorias” que son un “caldo de cultivo para la violencia de género".
Después de que se denunciara –independientemente de la veracidad, montaje o no de la denuncia- el suceso más grave ocurrido en una televisión española, la supuesta agresión sexual a una concursante de Gran Hermano durante el programa de Telecinco, llamaba poderosamente la atención el silencio de los departamentos gubernamentales encargados de la protección de la mujer.
El Instituto de la Mujer había guardado un sorprendente silencio en torno a estos gravísimos hechos denunciados por Mediaset y posteriormente negados por ambos protagonistas el supuesto agresor, José María, y la presunta agredida, Carlota. Pero sea como fuere, lo cierto es que el Gobierno había evitado afrontar los gravísimos hechos en sus dos vertientes, la de que fuera real lo denunciado y la contraria, que no lo fuera pero que se hubiese hecho uso de la dignidad de una concursante además de banalizar y frivolizar con un tema tan serio como el de los malostratos o el acoso y los abusos.
Silencio que, por fin, ha roto el Gobierno y lo ha hecho en forma de durísimo comunicado contra Mediaset por parte del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades. Así, en su escrito aclara que “en relación con las informaciones sobre la denuncia de posibles abusos sexuales a una de las participantes en el programa Gran Hermano e interpuesta por la productora del programa, el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades condena tajantemente cualquier forma de agresión sexual hacia las mujeres. Asimismo recuerda que las relaciones sexuales solo son plenamente consentidas si hay una aceptación explícita por ambas partes y libre de cualquier forma de coacción”.
Tras lo obvio, lanzan un tremendo varapalo al modelo televisivo de Mediaset: “este organismo quiere poner el acento en el negativo ejemplo que supone, especialmente para la audiencia más joven, la reiteración de actitudes sexistas y comentarios denigrantes hacia las mujeres que son frecuentes en determinados programas de telerrealidad. La permanente cosificación, el trato vejatorio y el menosprecio a algunas participantes por su condición de mujeres constituyen un caldo de cultivo para la perpetuación de la discriminación y la violencia de género. Es inadmisible que estos contextos puedan, en ocasiones, admitirse o alentarse en aras de incrementar los índices de audiencia”.
Y concluye “estos comportamientos han sido repetidamente denunciados por la ciudadanía en el Observatorio de la Imagen de las Mujeres, que se ha dirigido en más de una ocasión a las cadenas responsables de su emisión reclamando mayor control. Por esta razón, quiere aprovechar este último caso conocido para hacer un llamamiento público a productoras y televisiones para abrir una reflexión sobre la gran responsabilidad que implica normalizar, frivolizar o tolerar actitudes que suponen un atentado contra la dignidad o la integridad de las mujeres.