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Franco pulveriza las fantasías más profundas de Rovira con la cruda realidad

A los independentistas les ha decepcionado mucho el Franquismo en los últimos tiempos. Tenían grandes esperanzas puestas en el fascismo "español" y se han quedado con dos palmos de narices.

Franco pulveriza las fantasías más profundas de Rovira con la cruda realidad

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Este viernes David Gistau concluye en su columna de ABC que el independentismo está muy decepcionado con la herencia del franquismo, que no ha respondido como ellos esperaban para lograr sus objetivos.

De hecho, señala, "el independentismo, que ha exprimido todo el provecho posible a sus encarcelados, pues hasta de procesión los sacó en ausencia la tarde aquella en que la Diagonal se convirtió en un tapiz de cera resbaladizo para los motoristas, todavía manifiesta una profunda decepción por no tener un solo muerto que exhibir en las cancillerías europeas".

Ironiza el periodista con un "muertito chiquitín, uno solo con el que acreditar la vigencia fascista del Estado cuya coartada democrática tantos rapsodas sajones anhelan refutar". Claro que tampoco descarta que "detrás de esta añoranza de una narrativa violenta esté también la mortificación independentista por haberse rendido a un 155 suave y tecnocrático sin aportar ni una sola hazaña de la voluntad combativa de las muchas que prometieron. Pero cunde la impresión de que la ausencia de muertos es para el independentismo una estafa que dificulta la consagración de su maniqueísmo: El Bien vs. Franco. A esta dictadura española no se la toman en serio ni en la UE, donde tratan a España como a una nación igual. Así no se puede".

Con este panorama, se pregunta en voz alta, "¿de qué forma trató el independentismo de suplir la escasa disponibilidad de cadáveres heroicos?". Pues así: "Marta Rovira dio rienda suelta a sus más profundas fantasías montoneras con un relato de amenazas represivas que llenaría las calles de muertos y los sótanos de aparatos de tortura. Le faltó imaginar vuelos de la muerte sobre el Mediterráneo pero, en general, detalló un horror teórico con el que debían apañarse los mitos indepes ya que nunca fue avistado el anhelado y genuino tanque franquista entrando por Diagonal. Más allá de que intentara también justificar la cobardía de los que empaquetaron sus utensilios en el despacho al día siguiente del 155".