Ferraz tiembla con una foto de Susana Díaz que puede ser "letal" para Sánchez
Todos están de acuerdo en lo que tienen que hacer, pero a la hora de la verdad no tienen tan claro que las cosas vayan a salir exactamente como se han dibujado en el plano. Cruzan los dedos.
Que la relación entre el secretario general del PSOE y la presidenta de la Junta de Andalucía no es fluida, no es ningún secreto, y las rencillas y las desconfianzas entre ambos bandos, sobre todo al más alto nivel, continúan campantes.
Tal como recuerda Antonio Martín Beaumont en su artículo de La Razón, "unos y otros mantienen sus respectivas trincheras, por más que de cara a la galería resulte obligado guardar las formas y hasta escenificar gestos cordiales entre Pedro Sánchez y Susana Díaz. El calendario tiene a tal fin sellado en rojo el día 23 de enero. Sánchez protagonizará ese día en Sevilla, de la mano de Díaz, una de esas asambleas abiertas con las que ha estrenado el año para dar la palabra a militantes y simpatizantes".
La cita del día 23 en la capital andaluza será la primera vez en la que aparezcan juntos ambos líderes tras el obligado encuentro veraniego en el 13º Congreso Regional del PSOE de Andalucía y todavía resuenan en el sanchismo las palabras de Díaz en el cónclave regional de Andalucía, espetando a Sánchez aquello de “nunca me hagas elegir entre dos lealtades”, dejando claro que rechazaría una adhesión inquebrantable a la Ejecutiva Federal si ésta colisionase con los intereses de Andalucía. En román paladino, la “sultana” socialista renegó de experimentos como la “plurinacionalidad” o el “país de países” que entonces fervorosamente enarbolaba el secretario general.
Según el director de ESdiario, "desde entonces Sánchez se ha procurado la paz interna con Díaz" pero ahora, además, "desea una foto que le sirva para escenificar el cierre de filas en un curso donde tiene la obligación de engrasar la maquinaria electoral del partido de cara a 2019. Eso es, al menos, lo pactado entre los respectivos secretarios de Organización, José Luis Ábalos y Juan Cornejo".
Y es que en "esta segunda vida de Pedro Sánchez al frente de la secretaría general del PSOE, ya ha entendido que son pocos los territorios dispuestos a aguantar las salidas de tono de Adriana Lastra, su vicesecretaria general, y que, en el caso de Andalucía, más le vale mantener al margen a Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, secretario de Relaciones Internacionales, experto en ver conspiraciones en cualquier movimiento susanista. De igual manera, existen también secretarios generales provinciales andaluces anticipando que estos ya no son tiempos para disputas internas de ningún tipo. En ellos confían también en Ferraz para poder “vender” la necesaria imagen de un partido cohesionado".
La complejidad de la coyuntura política hace que todos deseen mostrar cautela e intentar resguardarse de vaivenes negativos pero "es entre los cargos medios del partido donde más cunde el deseo de dejar atrás la imagen de enfrentamiento (un riesgo siempre latente por “la frialdad entre Pedro y Susana”) y, sobre todo, de acabar con la posible tentación de "un cruce de mensajes nada amistosos” para marcar los respectivos espacios políticos".
Concluye Beaumont que "a día de hoy, el ambiente más generalizado en el PSOE es el que defiende “ir de la mano, aunque deba ser de forma ficticia”. A eso les ata la necesidad. Tiempo suficiente además ha pasado para acomodarse al escenario. Ahora bien, concentrar en el mismo acto a seguidores de uno y de otra tiene sus riesgos. Ambos bandos lo saben. Por eso mismo, los participantes van a elegirse cuidadosamente, tal y como me confirman distintas fuentes. “Cualquier imagen de desunión sería letal”, se apunta desde Ferraz. La división siempre acaba siendo penalizada en las urnas y lo que viene ahora son las elecciones más cercanas, las de alcaldes y concejales. Así que van a ser la mayoría de los allí presentes los primeros que se juegan el cargo".