Ussía destroza a Évole explicando por qué lo que hace no es periodismo
Si el presentador de "Salvados" hubiera querido hacer periodismo de investigación y no manipulación política estos son los pasos necesarios que habría dado en su reportaje porcino.
El último y polémico Salvados de Jordi Évole sobre el maltrato animal a los cerdos en algunas empresas sigue dando mucho que hablar.
El último en sumarse al agrio debate ha sido Alfonso Ussía desde su columna en La Razón donde recuerda que "fue el cava extremeño, fue Mercadona, fue Zara y ahora le ha tocado el turno a la murciana El Pozo".
El periodista cree que no puede ser casualidad y recuerda que "un íntimo de Évole, político de un esmoquin al año, y también amigo común de Otegi el terrorista etarra, escribió dos mensajes sutiles y coordinados. Amancio Ortega apareció en la lista de Forbes en el tercer lugar de los millonarios del mundo. Amancio Ortega año sí y al otro también, ha donado más de mil millones de euros para investigaciones oncológicas, como recordó recientemente María Blasco, una de nuestras grandes científicas e investigadoras. Pero a Pablo Iglesias, el amigo común de Évole y Otegi le pareció poco. "25% de paro y Amancio Ortega, el tercero en el "ranking" mundial de ricos. Democracia, ¿dónde? Terrorista, ¿quién?". Lo escribió peor, sin acentos, que para eso es profesor. Semanas más tarde, escribió otro mensaje por las redes sociales. "La libertad de Otegi es una buena noticia para los demócratas. Nadie debería ir a la cárcel por sus ideas".
"Caray con el pájaro", exclama Ussía mientras recalca que "tampoco le convence a Évole la ayuda de Amancio Ortega a las investigaciones oncológicas. Se ignora lo que ha donado Carulla, por ejemplo, empresario independentista y propietario de Gallina Blanca, pero este tipo de empresarios no reclaman la atención de Évole".
Eso sí, "ahora le ha dado por la porcinaria. Siempre fuera de Cataluña, claro. Se adentró con nocturnidad y alevosía en una granja que suministra carne de cerdo a la marca El Pozo. Y grabó a los animales enfermos, deformados y separados de los cerdos sanos. Como en toda explotación ganadera, nacen ejemplares que se separan del resto por no considerarlos aptos para la cadena alimenticia. Évole lo sabe, porque su afecto a los chones es de todos conocido desde que se fotografió abrazado a un terrorista como Otegi", ironiza.
Lo de Évole no es periodismo de investigación, sino manipulación con intereses políticos
A juicio de Ussía, "lo suyo no es periodismo de investigación, sino manipulación con intereses políticos. En las muchas explotaciones ganaderas de porcino de Gerona y Lérida, que le vienen más a mano, se encuentran animales en las mismas condiciones que los de la explotación que suministra a El Pozo. Pero Évole jamás nubla a personas o empresas que ayuden a los independentistas de Tractoria, e incluso de Tabarnia. Hace años, Cataluña tenía el monopolio de las cárnicas porcinas. Y de los laboratorios farmacéuticos. Y de las fábricas de barretinas. Pero en el resto de España han surgido grandes empresas ganaderas y farmacéuticas que han terminado con el monopolio. Campofrío y El Pozo, por poner dos ejemplos del primer sector. Y el supremacismo del independentismo catalán no tolera la calidad de la competencia".
Tirando de ironía señala que "no soy de caldos, pero hasta que Carulla en lugar de financiar al Proceso de ruptura con España no aporte un pequeño porcentaje de sus beneficios a la lucha contra el cáncer, o el ELA, o la esclerosis múltiple, va a consumir Gallina Blanca el gato de Pilar Rahola, que no el arriba firmante. El desplazamiento de Évole y su equipo a las granjas de Casa Tarradellas era más sencillo y barato que el viaje hasta Murcia. Pero no. Con lo propio no se juega. Y si hay que hundir a una empresa y dejar en la calle a centenares de trabajadores, se actúa contra la competencia porcina que resulta más cómodo y menos comprometido".
Para concluir afirma que "no conozco a Évole, y ya a mi edad, no tengo previsto ampliar mi círculo de amistades. Una tarde me habló bien de él Pedro Ruiz, pero se trató de una charla superficial. La amistad de Évole con Otegi, que hoy llora por no sentirse seguro paseando por Madrid, donde los suyos han asesinado a más de doscientos inocentes, es prueba suficiente para el rechazo".