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Peñafiel airea la verdad de Doña Sofia y Alfonso Diez que acaba en el hospital

El veterano cronista de la Casa Real rompe el silencio sobre el supuesto amante de la Reina emérita y confiesa una verdad que difiere de lo que se ha contado hasta ahora. La cosa es seria.

Alfonso Diez y la Reina Sofía, en una imagen de archivo.

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Lo cuenta Jaime Peñafiel en su columna de LOC y haciendo mención a un asunto que ha capitalizado la información relacionada con la Casa Real Española y es la supuesta relación sentimental entre la Reina Sofía y Alfonso Diez, el viudo de Cayetana de Alba.

Y el cronista de Casas Reales lo tiene claro: "Desde que el 24 de noviembre de 2014 falleciera la duquesa de Alba, su viudo, el querido Alfonso Diez, se había convertido en un ser de una gran discreción con una historia imposible de continuidad y de transformación, retirado tanto de reuniones, de entradas y de salidas. En suma, de la vida social viviendo su viudedad en soledad. Los recuerdos de su vida con Cayetana no la pueblan desde entonces sino que, por el contrario, la hacen más profunda. Para superar su nueva situación tras las muertes, recientes, de sus dos hermanos y la de su esposa, Alfonso buscaba paz y sosiego en la soledad de las salas de cine, su otra pasión, que compartía con Cayetana. Porque, hoy por hoy, la dependencia del pasado rige su vida. "Yo no pienso en el futuro. Estoy seguro de que, dentro de años, me verás tal como soy actualmente", me diría cuando coincidimos un fin de semana en casa de nuestro amigo Manolo Colonques.", comienza diciendo.

Para después entrar en detalle sobre la verdadera relación y de cómo la cosa ha terminado en visita médica y por qué: "pero la irrupción en su vida de un rumor que le implicaba sentimentalmente con una grandísima señora por la que siempre ha tenido y tiene la mayor admiración y respeto, en la distancia, le afectó profundamente. De tal manera, que tuvo que acudir a la Clínica Rementería, muy cerca de su domicilio. El motivo, un fuerte derrame en el ojo izquierdo a causa de la subida de tensión producida por el disgusto de la noticia".

Y concluye lo que dice el propio Alfonso sobre esa supuesta relación "siempre he tenido horror a los chismes. Y éste es de tal calibre que no me es posible ni desmentir", me confesaría. Porque, como decía Dostoievski, cuando en una mentira se introduce hábilmente algo que no es, del todo ordinario, algo que no sucede sino por el mayor de los azares o que, incluso, es imposible que suceda jamás, la mentira, como en este caso, parece más creíble. O totalmente increíble".

Las cosas parecen claras, pero seguro que se escribe alguna página más de este nuevo culebrón.

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