Ussía remata a la anticapitalista Gabriel y su estancia de lujo en Suiza: "Fofa"
A la afilada pluma del periodista y escritor no le podía pasar desapercibida la inconmensurable hipocresía de la dirigente antisistema que se comió sus principios para escapar de la cárcel.
Después de que Alfonso Ussía retratara la huida de Anna Gabriel a Venezuela, no podía faltar su particular y demoledor análisis de la última parada de la dirigente antisistema de la CUP para escapar de la acción de la Justicia española.
En su columna de La Razón, Ussía se hace eco con grandes dosis de ironía de la espantada de la anticapitalista Gabriel a Suiza: "Los millonarios de todo el mundo guardan ahí sus reservas y les va muy bien. Me enorgullece como español que nuestra izquierda más radical e independentista se refugie en Suiza para meditar sus decisiones. Que Anna Gabriel se halle en Suiza, tenga un abogado en Suiza, y en Suiza decida si se presenta o no ante el juez del Tribunal Supremo, dice mucho del nivel de vida y las posibilidades económicas de la izquierda española. Porque a Suiza se va a contar dinero, a pagar con dinero o a sacar dinero, que no a otros menesteres".
Con no poca mala leche lanza un aviso a la cupera: "Cuidado con el chocolate suizo, Anna Gabriel. Tuve una novia que marchóse un año a estudiar a un colegio en Suiza, en concreto el Rosslyn House, cercano a Ginebra. La despedí en Barajas en Septiembre, y rodeé con mis brazos su cintura de avispa. En junio acudí a recibirla, y me topé con una bola. Era una bola".
Según el periodista, "son muy buenos los hoteles de Suiza, y le recomiendo a Anna Gabriel el «Baur au Lac» de Zurich, y el «Beau Rivage» o el «Royal Savoy» en Lausana, los dos en la parte baja, porque para ascender por las calles de la mítica ciudad de los monárquicos españoles hay que estar en muy buena forma. Y Anna Gabriel, en mi opinión, está gorda, fofa y de regular ver. Pero todo es muy caro. Los hoteles son caros, los restaurantes son caros y las cajas de bombones carísimas".
Claro que, a su juicio, "el problema de Anna Gabriel no es el dinero, de lo cual me congratulo, sino los granos que emergen y surjen de la piel motivados por el exceso de chocolate. Y eso no. Ava Gardner, que gustaba simultáneamente del whisky y el chocolate, se podía permitir el lujo de la efervescencia granulada. Pero Anna Gabriel, sinceramente, no. De decidir finalmente acudir al Tribunal Supremo, y sentarse ante el juez Llarena, tal como es y encima con granos, nos jugamos la salud de Su Señoría o un inicio de incidencia vascular, siempre inoportuna".
Para concluir señala que "se ignoran los planes de permanencia de nuestra estalinista separatista en Suiza. En caso de permanecer allí, Suiza dejará de ser placentera. Hasta las vacas de «Milka» podrían quedarse sin leche. Pero de cualquier manera, para España, mejor allí que aquí de vuelta".