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El debate incontrolado de Operación Triunfo que se le ha ido de las manos a TVE

El concurso de talentos musicales ha sido el éxito del año. Ha resurgido un formato que parecía ya agotado y la presente edición ha recuperado hasta el fenómeno fan. Pero tiene secretos...

Amaia, Alfred y Roberto Leal.

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Ni siquiera los más optimistas en TVE esperan el éxito tan rotundo que han obtenido con la última edición de Operación Triunfo. Sin duda el programa de 2017 y que todavía tiene mucho que decir en el presente año.

Durante un encuentro de guionistas, la responsable de esta faceta de OT Ana Boadas reconoce que el programa "es un formato que camina solo. Es tan grande y está tan bien diseñado que los guionistas nos dedicábamos a hilvanar las intervenciones del presentador". De hecho, explica que la parte de la Academia "funcionaba sola. Los profesores no tenían guion, ellos impartían sus clases. Eso nos daba el material que después iba directo a las galas. Ese material hay que visionarlo y clasificarlo, para decidir qué entra", tal y como recoge Vertele.

Esa fase es vital. El volumen de material que recopilan es tal "que se necesita un equipo grande. Quiero destacar el trabajo de los visionadores, un equipo de 12-13 personas que han hecho turnos de 24 horas. Seleccionaban lo que iba ocurriendo e iban clasificando hora por hora en cada cámara. Después, los redactores revisaban y elegían qué material iba a los vídeos de las galas".

Para preparar la gala del jueves, Boadas cuenta que "siempre había una reunión el lunes del equipo con los cuatro redactores de cada gala, para hacer una previsión de lo que podía ocurrir para el jueves, aunque al ser un reality podían cambiar muchas cosas".

Una de las quejas más habituales en estos formatos es la distinta atención que se da a los concursantes. Pero en el caso de OT, Boadas deja claro que "se hace seguimiento de todos los personajes y se intenta equilibrar siempre". "El canal en el que se emite influye en qué tipo de programa se ve. En este caso, siendo para TVE, los objetivos eran claros y estaban marcados: ser lo más neutrales posibles y dar protagonismo a todos de la misma manera", asegura la guionista.

Debate incontrolable

Boadas reconoce que "había un debate paralelo en redes sociales que no podemos ni queremos controlar, y nos parece bien y nos interesa. Todo lo que se decía en redes lo teníamos en cuenta, pero para configurar la gala nos manteníamos al margen, dábamos el mismo protagonismo a todos los concursantes".

La guionista razona que al final la mayor o menos atención se produce de forma natural, no por su papel: "Cuando van quedando menos, se va viendo de manera natural qué concursantes empiezan a ser favoritos, y eso no lo podemos controlar. Amaia en la tercera gala decía 'hola buenas noches' y todo el público rompía a aplaudir. Sí que podíamos controlar las preguntas, y teníamos mucho cuidado en la formulación".

Por otra parte, la guionista destaca la labor del presentador del concurso: "Roberto Leal ha sido una pieza clave, me he convertido un poco en su coach. Su sensibilidad a la hora de preguntarles, para no condicionarles teniendo en cuenta que ellos no saben nada del mundo exterior, era clave, y se generaba a través de la empatía".